La emigración que se ha acelerado en Puerto Rico, tras el paso del huracán María ha sido una de corte transversal, a juicio de la demógrafa Judith Rodríguez.

“Es como si tu cogieras un cuchillo y separaras un lado del otro. Aquí no hubo eso de que tú vas poco a poco”, subrayó la catedrática retirada de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Puerto Rico (UPR).

Rodríguez indicó que al darse “ese corte transversal”, las personas que se ven obligadas a emigrar se deben estar ajustando “al otro lado” al cambio.  “A veces las personas dicen: ‘me voy’, pero lo piensan y lo van a analizando. Pero esto fue de manera abrupta: ‘te tienes que ir porque te tienes que ir’”, detalló la demógrafa.

“Hubo un evento medular catastrófico y después de lidiar con poder reconstruir el País, que ha sido un proceso tormentoso y difícil, muchas familias se han tenido que dividir para irse con familiares, porque la situación en términos de vivir en las residencias no les permite quedarse, ya sea porque tienen unos niños pequeños o porque hay alguien enfermo. La situación es difícil”, aseveró la experta en el análisis de cambios poblacionales.

Sostuvo que el huracán María acabó de empujar esa emigración de jóvenes y adultos que se quedaron sin empleo. Además, indicó que muchas personas de mayor edad se fueron para tener acceso a sus tratamientos médicos y otros, han partido por la incertidumbre en el restablecimiento de servicios, mayormente, la luz eléctrica.

Explicó que en las estadísticas de emigración del País “de repente” quizás se queda algún familiar cuidando la casa, la residencia se queda sola o se pone en venta. “No hay duda de que uno o más que otro, ha tenido a alguien muy querido dentro del seno del hogar que ha tenido que irse y pasar la despedida de año sin esos familiares”, dijo la demógrafa.

“Una de las razones principales es el factor económico. Lo primero es que la compra de los pasajes es carísima y hay escasez también de asientos, ya sea para ir o venir. Además, muchas familias están pasando todavía por el dolor todavía de que no tienen luz ni agua o no tienen luz”, afirmó.

Rodríguez dijo que cuando la emigración ocurre de esta manera, “tan abrupta” entran en juego otra serie de factores, muchos de ellos, psicológicos y emocionales. “Puede haber depresión, el añorar la familia. También, al llegar a un lugar nuevo, hay que empezar a conocer gente, además de que hay unos elementos culturales completamente distintos a nosotros. Allá (en Estados Unidos) no se celebra el Día de Reyes, por ejemplo”, expresó.

Aunque la demógrafa subrayó que hay que estudiar más a fondo, esta nueva ola migratoria, indicó que de mantenerse la tendencia, podría ser la mayor emigración de puertorriqueños en un período corto de tiempo. Añadió que hay que evaluar los números en septiembre de 2018.

Según reportes periodísticos, desde octubre pasado al estado de Florida han llegado unos 283 mil puertorriqueños. También, un estudio del Centro para Estudios Puertorriqueños de la Universidad del Estado de Nueva York estima que para el 2019, Puerto Rico perderá un 14% de la población.