Con alegría y festejo, el Doctors Hospital en Santurce recibió un 27 de enero a unos gemelos que compartían algo muy peculiar con otros dos hermanos: su natalicio.

El mismo hospital los vio nacer a los cuatro, siendo también el mismo doctor el que ayudó a traerles al mundo.

El doctor Berríos no salía de su asombro, pues los tres partos fueron naturales; así como lo lee, nada de cesáreas programadas. 

El sector Víctor Rojas 2 en Arecibo, vio crecer los frutos del amor de Reinaldo Ayala Rivera e Ivette Melecio Berríos. 

Mediante embarazos consecutivos nació Ibis Margaret Ayala Melecio en 1980 (34 años), Reinaldo Gil en 1981 (33 años) y, los gemelos Abigail y Abimael en 1982 (32 años). 

“No teníamos dinero para regalarles en sus cumpleaños así que les regalábamos hermanitos”, comentó Reinaldo (padre) con tono jocoso.

Lo curioso del asunto es que solamente el parto de Ibis estaba pautado para el 27 de enero. Reinaldo se convirtió en ochomesino para poder nacer el mismo día que su hermanita. Mientras que Abigail y Abimael adelantaron su nacimiento dos semanas para hacer del 27 de enero uno de fiesta en su familia. Cabe resaltar que Abigail por poco y nace el 26, ya que llegó a este mundo a las 12:02 a.m. del 27, mientras que su gemelo prefirió permanecer durante 47 minutos más solo en el vientre de su madre. “Abigail siempre tuvo que compartir la barriga conmigo, pero yo sí pude estirarme y estar solo por un rato, la tuve para mí solito”, expresó Abimael entre risas para justificar su tardanza al nacer.

Una niñez fuera de lo común

La gran pregunta es: ¿qué hacían los padres para poder celebrar los cumpleaños y regalarles a todos justo después de la época navideña?

Hasta que los cuatro nacieron no se pudo celebrar cumpleaños porque ese mismo día Ivette se encontraba camino al hospital para dar a luz. Por lo tanto, comenzaron a celebrarles los cumpleaños juntos. “Nosotros sumamos las edades que los cuatro vamos a cumplir y ahora hacemos cumpleaños de ciento y pico de años”, explicó Abimael. 

Según Reinaldo (padre), la fiesta favorecía de cierta forma el bolsillo, ya que “compartían un solo bizcocho”. Por su parte, Abigail recuerda que, por tratarse de cuatro cumpleañeros y, por lo tanto, cuatro regalos, no asistían muchas personas. Incluso, su madre recogía los nenes del barrio y los llevaba a la fiesta para que hubiese más matrícula.  “Siempre nos regalaban juegos de mesa como monopolio, candyland, damas, checker, porque era más fácil, o con un pote de metal de esos que traen varios juegos nos mataban a todos”, añadió Reinaldo Gil refiriéndose a los pocos invitados de sus fiestas.

La madre les regalaba en Navidad, el padre el Día de Reyes y entre ambos en el cumpleaños. Según Abigail, sus padres hacían todo lo posible por hacerlos sentir especiales y en igualdad en su día de cumpleaños, sin embargo, era difícil regalarles por ser cuatro

“Recuerdo que mi madre echaba nuestros nombres en una caja para ver a quién le regalaba primero. Los primeros dos nombres que salieran recibían sus regalos de cien dólares el día del cumpleaños y los otros dos, la semana después”, añadió la gemela.

Unión que perdura

Tener que compartir el cumpleaños,  más tener edades similares, en ocasiones puede causar celos entre hermanos. Sin embargo, según ellos, esto no sucedió en su familia. 

“Mis padres supieron distribuirlo todo equitativamente, nos dieron todo a todos por igual”, afirmó Abimael al negar que haya existido celos entre ellos. Esto queda evidenciado con la unión que tienen aun cuando ya son adultos  y viven en distintos pueblos de la Isla. Abigail actualmente reside en Massachusetts desde el pasado 8 de agosto. Para la hija menor, alejarse de su familia ha sido muy difícil; “fue una decisión demasiado dura pero necesaria”. Reinaldo Gil entiende que parte de esa unión que tienen se da gracias a las fiestas familiares que hace su tía. Ahí siguen en contacto,  compartiendo como antes. 

Siendo ya adultos, siguen celebrando sus cumpleaños juntos. Hace siete años, hicieron una fiesta donde los chicos eran Super Man y las chicas Barbies. Cuatro años atrás, decidieron celebrar con un “pool party” con la temática de Toy Story. Momentos como esos llenos de alegría y complicidad entre hermanos son los que Margaret lamenta que sus hijos no vivirán. “Antes nos íbamos al monte atrás de mi casa todo el día, allá jugábamos y vivíamos de la naturaleza”, añoró la mayor de los cuatro.

Parte fundamental en la vida y unión de los chicos lo ha sido Hilda Rosario Berríos, quien es esposa de Reinaldo hace veinticinco años. Rosario asegura que ellos han sido como sus hijos porque se criaron en su casa. Para Abigail, ella ha sido como una madre ya que siempre los trató como hijos, incluso su hija le dice abuela. “Te imaginas a las madrastras como las malas del cuento pero ella fue un hada madrina”, confesó Abigail con emoción.

Enero es igual a fiesta

No sólo los hermanos cumplen en enero. Este parece ser un mes que se propuso acaparar la familia Ayala Melecio. Y es que también los padres cumplen en enero. Ivette Melecio cumple el primero de enero, Año Nuevo y Reinaldo padre, cumple ni más ni menos que el seis de enero, Día de Reyes.

Al parecer, dos generaciones no fueron suficientes para el querido mes de enero. También añadió a su lista a la primera nieta, la hija mayor de Margaret. Alanis Ivana Ruiz nació un 12 de enero, día de Eugenio María de Hostos.

En fin, los tres cumplen años en días festivos que ellos han hecho motivo de doble celebración.

¿Coincidencia o propósito?

Aunque para la mayoría de la gente esta historia suene como “demasiada coincidencia, otros consideran que puede tener un propósito.

Para Abimael la coincidencia no existe, para él es el “anonimato de Dios” para tratar con los seres humanos. Por eso, considera que ellos cuatro fueron la repuesta, el regalo de vida que Dios le quiso dar a su padre Reinaldo.

Lo cierto es que las historias como esta no son usuales y nos ponen a pensar. Supongo que esta será una interrogante que se quedará sin respuesta. ¿Qué opina usted?