El veterano fotoperiodista Ismael Fernández, quien se destacó por su excelencia durante los 36 años de labor ininterrumpida que trabajó en el periódico El Nuevo Día, murió este martes en el Hospital Pavía, en Santurce, debido a complicaciones de salud.

Ismaelito, como le llamaban sus allegados, fue un amante de su oficio, un narrador de luz, que amó su trabajo hasta el final de sus días. Maestro de maestros, líder comunitario y gran compañero, Ismaelito trabajó por 36 años en el periódico El Nuevo Día, de donde se retiró en el 2015. Sus fotos fueron publicadas, en periódicos, revistas, y servicios de noticias internacionales como The Associated Press, The New York Times, SIPA Press, Le Fígaro, Paris Match, Interview, Newsweek y Time. 

A través del lente, este artista capturó los momentos más importantes de una era, narrando importantes sucesos para el pueblo de Puerto Rico. Como fotoperiodista del periódico El Nuevo Día documentó algunos de los eventos más importantes a nivel nacional e internacional de las pasadas tres décadas dejando una huella indeleble. Retrató a todos los gobernadores de Puerto Rico, incluyendo a Alejandro García Padilla, a los sumos pontífices Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, así como a líderes mundiales como Mijaíl Gorbachov y Fidel Castro. 

Además, fue testigo de sucesos como el fuego del hotel Dupont Plaza, en 1986; la huelga general de Santo Domingo, en 1984; la elección de Violeta Chamorro en Nicaragua, en 1990; el derrocamiento de Jean-Claude Duvalier “Baby Doc” en Hatí, en 1986, y la invasión estadounidense de Panamá, en 1989. Con su lente también capturó las alegrías y sufrimientos de su pueblo, cubriendo el acontecer diario del país. Desde sucesos políticos, policiacos, deportivos, artísticos y de interés humano, Fernández Reyes documentó un universo de historias que se han perpetuado en la memoria colectiva, gracias a su trabajo fotográfico. 

Fue premiado en múltiples ocasiones por asociaciones periodísticas del país, así como organizaciones internacionales. En 1997 ganó el premio Rey de España de la agencia de noticias EFE por una fotografía de una madre lactando a su bebé en Culebra, luego del paso del huracán Marilyn en 1995. Hasta la fecha es el único puertorriqueño en lograr este reconocimiento, el cual le fue entregado en Madrid por el entonces Rey Juan Carlos. Además, fue testigo de la evolución de la fotografía, de lo análogo a lo digital.

En 1994, luego de sufrir un grave accidente en helicóptero durante una cobertura periodística, Fernández Reyes junto a un grupo de colegas fundó el Taller de Fotoperiodismo de Puerto Rico, una organización sin fines de lucro cuyo fin es ofrecer cursos de fotografía, redacción y comunicación básica a niños y niñas de las escuelas públicas del país. Fernández Reyes, además, fue fundador de la Asociación de Fotoperiodistas del país, la cual presidió por varios años, y desde donde libró importantes luchas a favor de la libertad de prensa. La más reciente fue la aprobación, por parte del Tribunal Supremo, de una enmienda a los cánones de ética para permitir acceso a los/las fotógrafos durante las sesiones judiciales y transmitir los casos en televisión y radio.

Ismael Fernández Reyes nació en Guaynabo en 1960, hijo del periodista y legislador Ismael Fernández Pacheco y la maestra Carmen Gloria Reyes. Realizó su bachillerato en comunicaciones en la Universidad del Sagrado Corazón, pero su verdadera universidad fue la calle. Comenzó a laborar en el periódico El Nuevo Día siendo apenas una adolescente, con 19 años. El mundo del periodismo no le era desconocido, pues fueron varias las ocasiones en que acompañó a su padre y a su padrino, el fotógrafo Mandín Rodríguez, en diversas asignaciones. 

El amor por la fotografía, decía, se lo enseñó su padrino, quien lo acercó a las cámaras. Desde ese entonces, hasta el final de su vida, Ismaelito nunca dejó de retratar. 

Con motivo de su retiro del periódico, El Nuevo Día le realizó una amplia entrevista en la que aseguró que nunca se retiraría de la fotografía, aunque ya no estaría laborando en el día a día. 

“Yo no me pienso retirar. Seguiré haciendo fotos ya sea para mí o para el periódico”.

“No estuve más porque quería salir con las piernas hacia al frente, lo que pasa es que las piernas se me fueron adelante, pero si no me hubiera quedado más tiempo porque lo disfruto y lo disfruté. Me fui porque es mejor cerrar con broche de oro para que te recuerden caminando”. 

Ismaelito tenía planes de publicar un libro de sus 36 años de carrera, el cual ya había comenzado. Este texto se uniría a “Cuba: a través de mi lente”, que realizó en homenaje al vecino país, el cual documentó durante décadas y con el que guardaba una estrecha conexión. 

La satisfacción más grande en su carrera, comentó en aquella entrevista, había sido los amigos, conocer mucha gente, desde el más rico al más pobre. 

“Tener muchos amigos es mi mayor satisfacción y casi todo eso ha venido a través del periodismo. Otra satisfacción es haber documentado una parte de esta era y dejarla congelada para siempre”. 

Ya lo dijo bien este gran colega, la fotografía le abrió una gran puerta, “una puerta infinita”, con la que pudo viajar el mundo, con la que pudo sensibilizar a la gente e imprimir parte de la historia. 

“La fotografía es mágica, no termina nunca. Mientras más miras, más fotos quieres hacer, mientras más trabajas, menos cansado te sientes. Al final, te diría, que me dio una felicidad enorme”. 

A Fernández Reyes le sobrevive su esposa, la periodista Nilka Estrada, así como sus hijos y nietos. 

Nosotros, sus colegas, le extrañaremos mucho por su gran solidaridad, profesionalismo, lecciones, sentido del humor, pero sobre todo, por su gran corazón y humanidad. Fue un lujo trabajar a su lado. Hoy sirven de consuelo cada una de sus imágenes, esas que como él decía, quedarán para siempre. ¡Buen viaje, compañero!

La familia informó que el velatorio se realizará mañana, desde las 6:00 p.m, en la sede del Taller de Fotoperiodismo en Puerta de Tierra. El sepelio será privado. 

Expresiones del presidente del Senado

"Agradecemos su encomiable labor educativa para con miles de niños en Puerto Rico. Así también, resaltamos su aportación infinita al fotoperiodismo puertorriqueño. Su legado será replicado y atesorado por las generaciones venideras. Nuestra solidaridad para con su esposa Nilka Estrada, sus hijos y nietos. Descansa en paz, amigo", Eduardo A. Bhatia.