Lo perdieron todo.

La residencia del joven Michael Casciano y su familia quedó en cenizas el pasado martes, 5 de junio, y aún se desconocen las causas.

No había nadie en el hogar. Casciano, de 25 años, estaba con su madre visitando a su abuela en Montehiedra. Su hermano, de 15 años, asistía a su campamento de baloncesto. Y el padre, ingeniero de profesión y sobreviviente de un ataque al corazón, se encontraba laborando.

No recuerdan haber alterado el orden de su rutina. Verificar los enseres, apagar las luces, cerrar la puerta e irse.

La noticia llegó en la tarde. Solo quedaba dirigirse a la urbanización Villa Palmira en Humacao, lugar fuertemente afectado por el huracán María.

“Lo que quedaba era el humo. Todo estaba negro. Cuando nos dejaron entrar por un momento, ya todo estaba derretido o en cenizas. Y con todo el agua que los bomberos tiraron, lo que queda es una casa inundada y derretida”, lamentó el joven quien este verano se gradúa de la Escuela de Derecho de la Universidad Interamericana.

Así quedó el comedor de la residencia. (Suministrada)
Así quedó el comedor de la residencia. (Suministrada)

La imagen era desgarradora. Su único hogar desde 1997 estaba reducido a la nada. El fuego lo devoró todo, sin dejar objetos rescatables.  

“Mis padres se quedaron sin hogar. Esa ha sido nuestra única casa. Fue bien asombrante escuchar que tu casa se quemó, pero lo peor fue ver a mi familia quebrantada porque lo habían perdido todo”, confesó Casciano.

En ese momento, lo único que restaba era pensar en qué se podían hacer en los días subsiguientes. Los Bomberos se fueron sin culminar la inspección del evento. Aún no la han completado; tampoco, el seguro.

Están en un limbo, a la deriva. 

Parte de la residencia tras el incendio. (Suministrada)
Parte de la residencia tras el incendio. (Suministrada)

Por suerte, esa noche consiguieron un hogar sustituto en Naguabo, pero está vacío. Fueron a una megatienda y compraron lo necesario para pasar la noche.

Al día de hoy, solo cuentan con un colchón para el matrimonio. Los jóvenes se reubicaron.

La familia desea rehacer su vida y solicitan la cooperación de la ciudadanía para lograrlo.

“Gracias a Dios mis padres son bien activos en la iglesia y junto a la comunidad nos han dado comida y ropa… ese mismo día me dieron la toga y la tenía en el carro. Mis compañeros me donaron la corbata y ropa para la graduación”, contó.

Sin embargo, aún les faltan enseres domésticos, estufa, nevera, muebles, mesa y todo lo necesario para vivir.

La familia posee una cuenta en Go Fund Me donde todo tipo de donativo es bienvenido. Para transacciones en ATH Móvil pueden hacerlo a través del 787.484.9064.

Familia Casciano (Suministrada)
Familia Casciano (Suministrada)