Tres días después de que Santiago Ruiz, de 26 años, protagonizara el hecho violento que, según las autoridades estadounidenses, ya confesó, su madre y hermanos no habían podido hablar con él por teléfono ni en persona.

“No hemos tenido comunicación con él. Se hicieron intentos, pero después de que a unos familiares nuestros en Florida les dijeron que fueran ayer (domingo) a verlo, no se pudo. Nosotros estamos pensando viajar para allá, pero no hemos decidido cuándo”, contó Bryan Santiago Ruiz, hermano del exmilitar que vive con la madre de ambos en Peñuelas.

Él también hizo sus intentos, pero resultaron infructuosos.

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“Yo llamé anoche (domingo) a la cárcel donde él está, pero solo me contestó una máquina. No pude hablar con algún empleado”, señaló en entrevista con Primera Hora.

Aunque Santiago Ruiz no ha sido imputado formalmente, la fiscalía dijo que lo acusará de un acto de violencia contra personas en un aeropuerto internacional, de usar un arma de fuego en el curso de un crimen violento y causar la muerte de personas con un arma de fuego. 

La jueza federal Alicia Valle le advirtió ayer que, en caso de ser hallado culpable, se le podría imponer pena de muerte, lo que Santiago Ruiz dijo comprender, según informó Prensa Asociada.

A pesar de este escenario, Bryan confía en que los cargos no procederán por el estado mental del exsoldado. 

Este ha sostenido que Esteban, quien perteneció a la Guardia Nacional de Puerto Rico, regresó perturbado de la guerra en Irak. De acuerdo con su versión, Esteban acudió a finales del año pasado a la oficina del Negociado Federal de Investigaciones (FBI) en Alaska, donde residía, para informar que tenía alucinaciones, entre otros síntomas, tras lo cual fue internado en un hospital psiquiátrico durante cuatro días.

Luego fue dejado a su suerte, sin que se le quitara la licencia para portar armas de fuego.

“Es mi hermano, estoy preocupado por él, pero estamos luchando para que se demuestre que él tenía problemas mentales, que lo había comunicado y había pedido ayuda a las autoridades, y que por eso los cargos criminales no son viables”, sostuvo.

El alcalde de Peñuelas, Walter Torres Maldonado, indicó que puso a disposición de la familia ayuda psicológica y económica, así como orientación legal.

“Ellos me pidieron un psicólogo y, además, a través de la Oficina de base de fe, los pastores van a cooperar con esa parte”, explicó el ejecutivo.

Torres Maldonado señaló que un abogado del municipio le explicará a la familia el estatus legal de Santiago Ruiz para que puedan comprender mejor el proceso y luego ausculten con las autoridades federales si pueden visitarlo y si deben buscarle abogado.

“Si en algún momento tienen que viajar a Florida, le dijimos que se le puede ayudar con los pasajes”, agregó el alcalde. 

 Esposado, vestido con uniforme rojo y rodeado de policías, Santiago Ruiz fue llevado ayer desde la cárcel del condado de Broward hasta la sede de los tribunales federales en Fort Lauderdale. La audiencia ante la jueza Alicia Valle duró menos de media hora.

La Agencia EFE reportó que Valle asignó la defensa de Santiago Ruiz a Bob Berube, un abogado de oficio, pues el detenido dijo que está desempleado y no tiene más que $10 en su cuenta bancaria.

La próxima audiencia fue fijada para el 17 de enero ante la jueza Lurana S. Snow, y se centrará en establecer el estatus de su detención. La acusación formal será el 23 de enero, donde deberá declararse culpable o inocente.

Actualmente y de manera temporal está detenido sin fianza.

De acuerdo con Prensa Asociada, Santiago Ruiz indicó ayer que había trabajado para una compañía de seguridad, Signal 88, en Anchorage, Alaska, hasta noviembre. Dijo que allí ganaba $2,100 al mes, pero que actualmente solo tenía entre $5 y $10 en el banco.

Santiago Ruiz, nacido en Nueva Jersey y criado en Peñuelas, vivía en ese estado junto a su novia y su hijo de cuatro meses de nacido.

Ha estado bajo custodia desde que el pasado viernes protagonizó un tiroteo en el Aeropuerto Internacional de Fort Lauderdale. Según el FBI, Santiago Ruiz tenía una pistola semiautomática Walther 9 mm y dos cargadores de municiones en su equipaje, fue al baño, cargó el arma y al salir disparó contra varios pasajeros.