Este domingo será posible viajar en el tiempo para instalarse en la década del 50 cuando el barrio Charcas, en Quebradillas, amanezca como una gran estampa jíbara. 

Por octavo año los vecinos de la zona se han juntado para recrear cómo era la vida cotidiana del jíbaro puertorriqueño, una figura a la que románticamente se le suele atribuir una gran nobleza.

“Buscamos fomentar la cultura y exaltar la figura más noble que representa al puertorriqueño, que es el jíbaro”, expresó el presidente del Comité Organizador de la Fiesta Jíbara, Geovanni Pérez.

Quienes lleguen hasta la actividad, que empieza a las siete de la mañana, tendrán la oportunidad de ver una barraca, la carbonera y hasta un destilador de ron. Habrá, además, comida típica de la que podrá disfrutar sin tener que pagar. “Tendremos lechón, arroz con gandules, viandas, y en la mañana habrá harina, pan, queso y café”, enumeró Pérez.

“Es una actividad hermosa, busca unir a la familia”, recalcó.

Aunque en años anteriores se pedía que la gente fuera vestida con ropa típica de la época, ahora la indumentaria jíbara se centra en los residentes del barrio, quienes se convierten en los anfitriones de cientos de visitantes. Claro, la fiesta es la actividad perfecta para vestirse como el puertorriqueño característico de la época.

Sin música no hay jolgorio jíbaro, y eso lo saben bien en el barrio Charcas, así que no faltarán el cuatro de Edwin Colón Zayas ni la improvisación de varios trovadores.

Aunque la figura del jíbaro podría resultar ajena para la juventud, Pérez afirmó que son jóvenes quienes trabajan en la organización de la Fiesta y son también jóvenes una gran parte de quienes participan del festejo.

En la Fiesta Jíbara también tendrán quioscos que ofrecerán comida y bebida, además de artesanías  una exhibición de autos antiguos.