Guánica - Disfrutar la frescura de un melón de agua a menos de 24 horas de haber salido de la finca es posible solo si se produce localmente. 

Los que salen de la Finca González, en el barrio La Luna de Guánica, pueden estar en su mesa la misma noche o al día siguiente de su recogido, factor que le hace superar en sabor al importado.

“El producto local es el más fresco que el consumidor puede tener en la mesa. Tenemos productos que tan pronto como al día siguiente están en las góndolas, sin refrigeración ni congelación. Más fresco que eso, nadie lo puede hacer”, afirmó Carlos González Vargas, propietario de la Finca González.

En 340 acres, de los cuales 270 son arrendados por la Autoridad de Tierras y 70 pertenecen a la empresa, se cultiva, además, cebolla, pimiento, calabaza, pepinillo, papaya  y tomates. 

La empresa  inició hace 25 años en Aguada y se trasladó a Guánica hace 17 años. Allí encontró terreno fértil para cosechar algunos de los vegetales más solicitados por los boricuas, debido a la condición y calidad del suelo.

“Estas frutas y hortalizas requieren un clima seco, humedad relativa baja, que los patrones de precipitación sean lo más fijos posible y para eso Guánica y la costa sur en general tienen las mejores características. Además, tiene suelos muy fértiles y hay mano de obra disponible en la zona”, explicó.

Actualmente, la finca recluta hasta 110 empleados en el pico de producción, y mantiene de 60 o 70 empleados durante la temporada baja, dijo el dueño. 

En años recientes, el mayorista ha ampliado su producción hasta convertirse en uno de los principales del sector de frutas y vegetales en el país. El crecimiento, comentó, vino como consecuencia de que ciertas piezas cayeran en su sitio para ampliar el alcance de los productos.

“No solo basta con tener una producción y tratarlo de hacer bien, sino que uno necesita el apoyo de  muchas personas como los empleados, el gobierno, la familia, los distribuidores. Una de las quejas que tenemos los agricultores es que aunque podemos producir, tenemos buen clima y mucho conocimiento técnico, una vez tenemos el producto se nos hace bien difícil mercadearlo porque tenemos que competir con una ventana abierta de importaciones”, señaló.

Establecer relación de negocios con la empresa distribuidora Caribbean Produce Exchange le dio ese impulso, y al momento ha rendido dividendos. De hecho, sembrar melones fue una propuesta de esa compañía, que se materializó  en el 2016. 

“Me dijeron que había una necesidad  y que estaban buscando agricultores. Creíamos que podíamos, lo hicimos y el año pasado resultó muy bien. Eso dio lugar a que este año se repitiera a mayor escala”, destacó.

Los melones grandes van a Sam’s Club y los pequeños se venden en Supermax, Plaza Loíza, Mr. Special, Walmart y Amigo. Al momento, en ellos no tienen competencia.

El gerente de ventas de Caribbean Produce Exchange, Francisco Orama, dijo que la distribuidora “suspendió la importación de melón de agua mientras está la temporada aquí en Puerto Rico”.

González Vargas comentó que los agricultores del patio se enfrentan a múltiples retos, como "tener tierra, mano de obra, insumos, voluntad para producir, pelear contra la adversidad del tiempo y competir contra las importaciones". No obstante, dijo que el consumidor favorece el producto fresco y lo apoya.

 "Los agricultores hemos fallado en diferenciar nuestro producto del de afuera, pero cuando lo hacemos el consumidor está dispuesto a comprarlo", manifestó.