Ni Juan Mari Bras en sus mejores sueños hubiese visto que los boricuas pagarían por sus propias monedas con la bandera monoestrellada para cuando la economía de Estados Unidos colapse, tener algo con qué sobrevivir.

Sin embargo, con ese cuentito y unas monedas de lo más bonitas un hombre engañó a cientos de personas.

Todo comenzó con otro tipo de esquema para coger de mangó bajito a la gente: resulta que Alfredo Pacheco Martínez, un experimentado vendedor, inició un negocio fraudulento en que le ofrecía a algunos ingenuos eliminarle las deudas de hipoteca en tan sólo 30 días a cambio de $3,000.

Aunque siempre se aconseja que si suena muy bueno para ser cierto, no lo crea, el individuo se agenció varios contratos.

Pero no se detuvo allí. Luego se consiguió a 12 inversionistas que le dieron dinero para la supuesta firma International Business Group & Affiliates LLC en Nevada (IBGANV), como si fuera real, porque esa compañía era la que podía tramitar la ejecución de las hipotecas y resolverle los problemas económicos a la gente.

Pacheco Martínez hasta les envió cheques a esos 12, de supuestas ganancias que dejaron las acciones, para hacer ver que era un negocio cierto.

¡Ahhh! Pero el vendedor botó la bola con la creación de unas monedas falsas a las que llamaba Dólar Boricua y Liberty Dollars de diferentes cantidades y que no solamente las vendía, sino que creó toda una red con pequeños negociantes a quienes les hacía creer que tendrían ganancias si las aceptaban como pago.

El hombre ayer fue sentenciado por la jueza federal Aida Delgado a 19 años y cinco meses de prisión, más tres años de probatoria por conspiración para cometer fraude de inversiones, transferencias bancarias fraudulentas y lavado de dinero.

En total, se estima que Pacheco Martínez ganó la friolera de $1.16 millones.

Charles Walsh, uno de los fiscales que llevó el caso contra el individuo dijo que éste usó el dinero para viajar y darse la gran vida, cuando al mismo tiempo fue tan fresco que se declaró en quiebra.

“No es ilegal mandar a hacer monedas para coleccionistas. La mayoría de ellas tienen una (advertencia), así que para propósitos de colecciones, no es ilegal, pero usarlas como si fueran monedas reales, sí lo es”, dijo Walsh en entrevista con Primera Hora.

“Este hombre se aprovechó del miedo de la gente sobre la economía de Estados Unidos para vender estas monedas, que son de plata, y tendrán algún valor, pero no el que decía él”, explicó.

Por ejemplo la moneda con la inscripción de $50 se vendía por $60 y la de $20 se vendía por $25.

Una de ellas tiene la bandera de Puerto Rico por un lado y por el otro tres rostros en homenaje a lo que se considera la mezcla de razas de la que salimos los puertorriqueños: la española, la india y la africana.

“That one was actually really cool (Esa moneda era -de hecho- bastante chévere)”, dijo el fiscal.

“Esta persona iba a pueblos pequeños como Yauco o San Lorenzo para crear su red”, agregó el funcionario federal.

Fue así como el jefe de la oficina de correos en Yauco, Héctor Lorenzo Valentín, se convirtió en cómplice de Pacheco Martínez con la compra ilegal de las monedas.

En cuanto a los 12 inversionistas, que cayeron en el negocio fatulo a partir de enero de 2004 hasta agosto de 2006, Pacheco Martínez les vendió bloques de acciones por $25,000 que muchos sacaron de sus ahorros para el retiro y lo perdieron todo al caer en el esquema.

Mariana Cobián colaboró con esta historia