Puerto Rico tiene puesta la mira en una manera de obtener energía que, aunque se conoce desde hace décadas, ha sido relativamente poco utilizada en el mundo. La energía océano termal, además de ser una fuente renovable, tiene el atractivo adicional de unos beneficios asociados que abarcan desde la generación de agua potable hasta producciones agrícolas y capacidad de refrigeración. 

En su explicación más básica, se puede decir que la energía océano termal, conocida por sus siglas en inglés OTEC, aprovecha la diferencia de temperatura entre las aguas cálidas en la superficie del mar y las aguas frías más profundas para producir energía eléctrica. 

En particular, explicó el secretario de Desarrollo Económico y Comercio, Manuel Laboy, el área sureste de Puerto Rico está en la mira para establecer este proyecto, que sería mucho más que una planta para producir energía eléctrica. 

El secretario detalló que un equipo del Departamento visitó el año pasado Hawái, donde está una de las dos plantas de energía océano termal que hay en el mundo (la otra está en Okinawa, en Japón). Allí no solo pudieron constatar los avances en cuanto a energía eléctrica, sino también a todas las industrias que se pueden asociar a la planta usando el agua fría que extrae de las profundidades.

“Resulta que Puerto Rico, específicamente en el área sureste, donde está Maunabo, en lo que llaman Punta Tuna, tiene las mismas cualidades o inclusive hasta mejores cualidades que Hawái para hacer este tipo de tecnología”, indicó Laboy.

No es la primera vez que se mira está tecnología en la Isla. Según detalló Laboy, hubo estudios en la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez en la década de 1980, aunque nunca se llegó a concretar ningún proyecto. También la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) se interesó en el tema y para 1980 llegó a someter una propuesta al gobierno federal para hacer la primera planta de ese tipo. 

Ahora, Puerto Rico cuenta con poder utilizar todos esos estudios y, además, toda la experiencia acumulada en Hawái, para erigir una planta de energía océano termal en Maunabo. 

Y más allá de la electricidad, recalcó Laboy, “quizás hasta más importante aun es que, al ellos extraer esa agua profunda del mar (en Hawái), eso ha generado unas nuevas industrias y unas nuevas aplicaciones que tienen que ver con acuacultura o maricultura, hasta agricultura, microalgas, farmacéuticos, es una cosa increíble. Están desarrollando actividades que antes no se podían desarrollar. En ese parque hay sobre 30 compañías, que se han generado gracias a esa agua y ese parque tecnológico”. 

“¿Qué es lo que nosotros estamos proponiendo? Utilizando como modelo el parque de tecnología de Hawái, vamos a hacer eso en Puerto Rico. Y lo estamos proponiendo como un proyecto de desarrollo económico regional porque esa área sureste de Puerto Rico es un área que está deprimida económicamente por mucho tiempo”, afirmó Laboy. 

A tales efectos, detalló el secretario, ya se creó un equipo de trabajo y “empezamos a desarrollar el concepto de lo que sería este parque tecnológico”. Ese concepto ya fue presentado a los alcaldes y comunidades de Maunabo, Patillas, Arroyo y Yabucoa. 

“Como esperábamos, el recibimiento fue espectacular. Todos dijeron que es un gran proyecto y lo apoyan”, afirmó Laboy

El proyecto ya está en la fase de confección de un plan maestro, que según el secretario quieren completar para el verano, para entonces desarrollar una solicitud de propuesta e ir al mercado privado a ver qué empresas estarían interesadas. 

“Sería un parque tecnológico de aplicación de agua profunda del mar, para lograr generar industrias de acuacultura, agricultura, manufactura, microalgas que eso a su vez produce biocombustible y farmacéuticos. Y habrá un componente educativo, un componente comercial, un componente de investigación y desarrollo, y un componente cultural también. Y estaríamos también construyendo la primera planta de energía océano termal piloto en Puerto Rico. Y lo que aspiramos es que sea la más grande del mundo en ese momento”, añadió. 

Aunque la generación de energía de esta planta piloto, que esperan sea de por los menos un megavatio de capacidad, no es una contribución grande al sistema energético del país, sería un paso importante “para entonces desarrollar la primera planta comercial de energía océano termal. Y esa sí que tendría un gran impacto”. 

En términos ambientales, además, hay estudios disponibles gracias al proyecto de Hawái, cuyas leyes y regulaciones que ya están en práctica son las mismas que aplicarían a Puerto Rico. 

“Que no quede duda que esta tecnología y sus aplicaciones de agua profunda, pero por mucho, por mucho, es mucho más ecoamigable que el petróleo, el carbón, la energía nuclear. Definitivamente, es una gran ventaja. No es que está libre de riesgos, porque no existe una tecnología perfecta. Pero cuando las comparas, definitivamente esto es muchísimo, muchísimo, pero bastante más ecoamigable y mucho más compatible con el medio ambiente”, afirmó Laboy.