Ha funcionado y no se puede parar ahora.

Para agricultores como Georgie Ferrer, quien lleva más de 40 años cultivando en el Valle de Lajas, la captura masiva de monos durante los pasados años por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) ha sido efectiva y les ha permitido expandir sus cultivos.

“La presencia de ellos (los simios) en las finca se ha reducido y no se ven como antes; sí quedan grupos, pero son pequeños, no son como antes que se veían hasta 200 monos. No están atacando las fincas como antes”, dijo el agricultor, quien aseguró que del año 2000 al 2008 fue cuando la población de los monos explotó.

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“Anteriormente no se podía ni sembrar una matita. El recogido ha sido muy acertado y hay que recoger los que faltan, porque si se deja un grupito pueden proliferarse de nuevo”, reclamó Ferrer.

Éste señaló que, además del recogido del DRNA, los granjeros se hicieron de perros que ahuyentaran a los monos y pusieron verjas electrificadas.

“Pero hay que eliminarlos todos porque nosotros somos los que sufrimos y hay maneras de hacerlo”, añadió quien también levantó una nueva preocupación por la presencia de iguanas, o gallinas de palo, en la zona. Esta son una nueva plaga.

“Yo no soy un científico de la agricultura, pero las iguanas representan una amenaza peor que la que en su día fueron los monos. No tienen un depredador, no hay competencia, se alimentan de hojas y flores y se reproducen por montones”, señaló por su parte el agricultor Francis Pérez, que tiene su finca en Sierra Bermeja, en Lajas.

Sobre los monos, el también abogado retirado manifestó qué sí se han reducido dramáticamente en los últimos años.

“Puedo decir que es observable una disminución en los avistamientos de los monos patas... Sí hay una disminución. Yo estoy en esa zona donde típicamente se veían los monos y en el pasado sufrí perdidas por ellos”, añadió quien cultiva melones, calabazas y maíz.

“Hace mucho tiempo que yo no veo un mono. Yo eliminé de mi finca todo lo que a ellos le gusta. Antes se veían cruzando todo el tiempo, pero ya no se ven”, dijo por su parte la agricultora Miriam Ramírez, quien ahora siembra heno y limones, que no les gustan a los simios ni a las iguanas.