Ceiba. - Al alcalde de Ceiba, Ángelo Cruz, se le quiebra  la voz y el corazón se le hace añicos cuando habla sobre los problemas de adicción a drogas que desde la adolescencia confronta su primogénito.

Tiene el alma hecha pedazos. Y esta es una pena que arrastra hace más de 13 años cuando el mayor de sus hijos, quien también se llama Ángelo, se inició en el angustiante y desequilibrante mundo de las drogas. 

Como muchos, el joven Ángelo empezó fumando marihuana.

El alcalde recuerda como ahora aquel momento en el que se enteró que su querendón estaba consumiendo sin control. 

Ahí comenzó su lucha por recuperarlo y un largo peregrinaje por diversos centros de rehabilitación en Puerto Rico y Estados Unidos.

“Mi hijo era un muchacho sano, querido, mi acompañante fiel cuando me iba de caza, porque nos encanta la cacería.  Ángelo era mi sombra hasta que conoció a un panita en la escuela superior que lo arrastró a la calle… y ahí empezó mi batalla para tratar de rescatarlo de esa primera droga que fue la marihuana”, destacó.

Posteriormente, el muchacho experimentó con otras drogas. Hasta que cayó en el abismo.

“Después de la marihuana, se juqueó con el crack. Ahí lo envíe a Estados Unidos a través de un programa que impulsaba el Municipio de Fajardo”, relató.

Dijo que las esperanzas se desvanecieron porque del viaje su hijo, quien hoy tiene 32 años, regresó peor.

“De allá llegó con el vicio de heroína y ahí se abrió todo este bejuco. ¿Tú sabes lo que es ver a tu hijo inyectándose y no poder controlar su vicio? ¿Sabes lo que es verlo robar para satisfacer esa necesidad de calmar a esa vocesita que todo el tiempo le está diciendo que se meta drogas?”, dijo compungido al agregar que su hijo ha estado en prisión en varias ocasiones, incluyendo el tan comentado arresto  del que fue objeto esta semana por parte del Negociado de Control del Vicio de la Uniformada.

Durante la entrevista con Primera Hora nunca se le hizo reclamo al alcalde sobre sus ejecutorias como papá ni se le responsabilizó sobre el camino errado que eligió su hijo siendo apenas un niño.

 Pero él quiso hablar sobre ese ángulo y establecer que su intervención  en la crianza de su vástago siempre ha estado cimentada en el amor.

“Su mamá y yo nos divorciamos, pero yo nunca abandoné a mi hijo. Siempre estuve y estaré presente en su vida. Y siempre le resalté la importancia de los valores. Pero, pudo más la presión de grupo y las malas amistades me lo arrebataron”, expresó.

Contó que ha buscado ayuda para Ángelo, pero la indiferencia social y la criminalización del sistema hacia los adictos a sustancias controladas -en el afán de la guerra contra el tráfico de drogas-, han interferido en el proceso.

“Hemos hecho todo lo que ha estado a nuestro alcance. Lo he llevado a Filadelfia, a Florida y a Nueva York a  diferentes hogares de rehabilitación. Aquí ha estado tres veces en el Panamericano… también estuvo en Hogar Crea”, contó enumerando los infructuosos esfuerzos.

 “Verdaderamente llevo 13 años tratando. He ido al punto de drogas a buscar a mi hijo. Me he enfrentado a los shooters,  pero lo que pasa es que este asunto va más allá: mi hijo está enfermo. Ser adicto a drogas es una enfermedad siquiátrica”,  agregó quien tiene otros dos hijos de 27 y 10 años.

A juicio de Cruz el Gobierno debe tratar la situación desde un enfoque salubrista, sin ser punitivos en el intento.

“El Gobierno nunca ha bregado con este problema. Siempre le pasa la papa caliente a las organizaciones sin fines de lucro para que ellos la atiendan”, dijo.

Y a su entender cuando hay una intervención por parte de las autoridades, caen  como victimarios de una situación en la  que en realidad son víctimas.

“Utilizan agentes encubiertos con usuarios que están enfermos, como mi hijo, y  los que convencen de hacer fechorías diciéndoles: ‘ve allí y cómprame droga y cómprate algo para tí también’. Así no los están ayudando”,  analizó.

Puso como ejemplo la reciente detención de su hijo por parte del Negociado de Control de Vicio de la Policía.

“De los 80 arrestados que habían con él, más del 60% eran usuarios. Muchachos que uno sabe que han estado en esa lucha del vicio por años y no han logrado salir. ¿Tú crees que la cárcel los va a rehabilitar? Claro que no”, expresó.

El alcalde sabe que él y su hijo  son el reflejo de miles de familias puertorriqueñas que luchan contra el flagelo de las drogas. Y la situación lo frustra. Por eso quiso enviar palabras de apoyo a otros padres.

 “A los padres les digo que por más que nuestros hijos caigan, nunca debemos darles la espalda.   Tú no sabes la pena que me dio cuando fui a ver a Ángelo a la cárcel el otro día que lo arrestaron y allí casi no había ningún otro familiar de los otros arrestados. Esos muchachos hasta pasando hambre... les compré desayuno porque me partió el alma”, dijo al aclarar que tampoco se trata de justificar malas acciones pues “hay que mantener la línea;  y si hacen algo mal, tienen que cumplir con la ley”.

Respecto a los que consideran que se afectará su rol como político, también tuvo unas palabras.

“Si me dan a escoger no me importa la política. Porque lo cierto es que mi hijo es primero que cualquier trabajo. Voy a ser papá siempre. Y por ser papá no dejaré de ser un buen alcalde”, expresó.

De hecho, mencionó que como el caso de su hijo lo ha trastocado  a niveles inimaginables ha impulsado un proyecto en su municipio al que llamó ESCUDO.

“Se trata de un programa de intervención en el que trabajamos con víctimas de violencia de género, con niños maltratados y con usuarios de drogas”, explicó.

  “Si alguien quiere ayudar a este tipo de personas soy yo, que conozco el dolor de primera mano”, aseveró.

 Historia que se repite

Como mencionó Cruz, la his     toria del problema salubrista del uso de drogas es un reflejo de la angustia que viven muchos padres.

Un ejemplo de esto fue el caso de Wilfredo Soto, un padre que entregó a su hijo (Jonathan) a las autoridades tras percatarse de que el muchacho de 18 años estaba involucrado en el robo de unos equipos de unas escuelas de San Sebastián.

Pero la historia detrás del acto criminal es que Jonathan confesó a su papá  y a los policías que investigan el caso tener un problema de adicción a la marihuana y a un fármaco llamado clonopin, los cuales le crean una dependencia incontrolable al extremo de tornarlo agresivo y fuera de sus cabales.

Tratamiento con láser

Por su parte, el alcalde de Ceiba continúa enfocado en la rehabilitación de su hijo y adelantó que optará por tratar la adicción de Ángelo a través de una terapia con láser.

 Aunque no hay base científica que demuestre su efectividad, son cientos los puertorriqueños que acuden anualmente a las clínicas de terapia con láser para tratar de dejar sus hábitos de consumo de alcohol, drogas y cigarrillos. 

Públicamente, el salsero Domingo Quiñones y la actriz Amneris Morales aseguran haberlo utilizado para controlar sus vicios de drogas y nicotina, respectivamente.