ELLA SE ha convertido en el ángel de los más necesitados, y ayuda a otros con sus propios recursos sin ser una persona adinerada.

María Elena Maldonado Sierra, una madre ponceña de 38 años de edad, trabaja casi en el anonimato para aliviar el sufrimiento de pacientes de cáncer, ancianos, desempleados, niños y hasta aquel que no tiene un pedazo de pan para apaciguar el hambre.

Lleva más de una década, dando la mano a gente de Ponce, Juana Díaz, Peñuelas, Guayanilla, Yauco, Adjuntas, Jayuya. Dondequiera que vea una necesidad.

“Para mí, ayudar es una pasión, algo que me nace, algo inexplicable y me lo enseñó mi mamá. No soy una persona rica, sino que aprendí a dar de lo que tengo y no de lo que me sobra”, expresó María Elena, creadora de la Fundación BIDAS (Bienestar Integral de Ayuda Social, Dando Apoyo al Necesitado.

“Ayudo porque es algo que hago por amor. Dios puso esto en mi vida para poder aportar aunque sea un granito de arena y hacer la diferencia en la vida de esos seres humanos”, resaltó.

Su pasión ha sido tanta que hizo suyo el caso de Tyson Joed Irizarry, un joven ponceño diagnosticado con cáncer a quien ayudó con los altos deducibles de su tratamiento.