Hormigueros. Casi todo el pueblo tiene agua, más de la mitad cuenta con energía eléctrica, los restaurantes están abiertos y el resto de los servicios que la gente necesita para recuperar su cotidianidad comenzaron a darse la semana pasada.

Hormigueros, que no estuvo exento de daños por el huracán María pero sí ha logrado recuperarse rápidamente, acaricia la ansiada normalidad.

“Los negocios comenzaron a abrir, las oficinas de médicos y contables. Los supermercados todavía tienen pocos suministros, pero he visto una mejoría. Ahora me siento más tranquilo porque ya tenemos un pueblo con agua en un 98% y con un 60% de luz”, manifestó el alcalde Pedro García.

A un mes del ciclón, la situación de su municipio contrasta -por mucho- con la de decenas de pueblos a nivel isla.

“De lo poco que estamos viendo por televisión de lo que ocurre en otros pueblos, yo digo ‘Dios mío,  somos bendecidos, pudimos levantarnos rápido’. Estamos manejando unas situaciones de luz, pero después que tengamos agua que llegue la luz cuando sea”, aseveró.

La primera semana los manantiales, como Las Plumas, y las tomas de agua públicas instaladas por la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) resolvieron las necesidades de los hormiguereños. Al cabo de ese periodo, el agua empezó a llegar a sus casas.

El ayuntamiento colocó generadores eléctricos en los pozos y en el sistema de bombeo, y la AAA energizó las bombas del Río Añasco para llevar el líquido a la planta de filtración de Miradero y darles servicio a varios pueblos, incluyendo Hormigueros.

“A los cinco a seis días del huracán ya casi todo el mundo tenía agua. Eso me dio la posibilidad de que la gente se quedara más tranquila en su casa. Además, darle agua a la gente fue clave para que los restaurantes y las fondas abrieran y comenzaran a vender comida baratita a $3, $4 y $5”, sostuvo García.

En Hormigueros, 300 viviendas se afectaron por inundación en Valle Hermoso Abajo, San Romualdo y San José; y otras 300 tuvieron pérdida parcial o total del techo en El Hoyo, Lavadero, Olla Grande y San Romualdo.

En la Basílica Nuestra Señora de la Monserrate se desprendió parte de un empañetado antiguo y se le fue el techo a la casa parroquial, pero las misas no se han detenido aunque no hay electricidad.

“Estamos hablando con la Autoridad de Energía Eléctrica para que le dé algún tipo de prioridad porque es un centro de peregrinación nacional y de turismo religioso e histórico”, puntualizó García.

Varios caminos municipales y carreteras estatales presentan daños, como la 343 donde un carril cedió; mas no hubo deslizamientos de terreno ni caída de puentes. Las instalaciones de agencias estatales están bien y algunas dependencias municipales no quedaron intactas, pero tampoco es algo significativo.

Un hombre de 65 años murió el día antes del huracán al caer de un alero a 20 pies de altura. Sin embargo, el alcalde dijo no conocer sobre decesos relacionados con la emergencia.

El 20 de septiembre, cuando María cruzó la isla, Hormigueros tenía 147 personas refugiadas en la escuela Segundo Ruiz Belvis. Ese número ascendió a 700 al día siguiente, e hizo falta habilitar el Centro de Convenciones Bobby Capó, debido a las inundaciones provocadas por los ríos Rosario y Guanajibo. No obstante, el albergue se cerró el 1 de octubre.

“Quedaron 14 personas y el Departamento de la Vivienda no tenía donde reubicarlas. Tenemos unos apartamentos que eran para ancianos y estaban vacíos, y los reubicamos allí provisionalmente. Les dimos dos meses en lo que pueden incorporarse a su vivienda o nosotros buscarle una por Sección 8”, detalló el alcalde.

Uno de ellos fue Edgar Álvarez Pérez, de 50 años y residente en San Romualdo.

“Subieron cinco pies de agua dentro de la casa. Perdí los juegos de cuarto, de sala, cocina, prácticamente todo el interior de la casa. Todavía quedan las marcas del agua”, indicó el empleado municipal de recogido de escombros, quien vive con su esposa y dos hijos de 18 y 19 años.

Su madre y vecina, Carmen Pérez Rodríguez, no tuvo daños en la residencia, pues está trepada en zancos, pero perdió su huerto.

“Aquí se inundó todo. Entré a los dos días y todavía había agua. Encontré desolación, tristeza. Cuando vi la casa de mi hijo toda inundada… bueno, los bomberos tuvieron que venir a lavarla. Cuando miro y veo todas mis matas en el piso fue triste, pero hay que seguir pa’lante y levantarnos”, expresó la mujer de 70 años, que tenía en su patio aguacates, guineos y panas.

El alcalde se reunió el viernes pasado con una funcionaria del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos, pero de allí no salió con una fecha para el inicio de la instalación de los toldos.

“La muchacha me preguntó cuándo estaríamos listos y yo le dije que estamos listos hace rato. Tenemos la lista (de casas) y el personal, y ella me dijo que no tenía mucho personal, que estaba esperando que llegaran de Estados Unidos. Yo le sugerí que ponga a una persona suya por pueblo y los alcaldes le van a dar el personal”, dijo García.

En cuanto al recogido de escombros, el ejecutivo municipal informó que la empresa privada contratada por el Departamento de Transportación y Obras Públicas para limpiar las carreteras estatales no llegó, como ocurrió en otros municipios.

“La limpieza de escombros la estamos haciendo con empleados y camiones del municipio. Vino una empresa uno o dos días, desapareció y nunca más volvió. Estoy haciendo el trabajo de ellos y el nuestro. FEMA nos dio permiso, porque yo llevé eso al COE, y el director Tito Hernández nos dijo ‘entren y documenten, si la empresa privada se fue usted tiene que limpiar la zona’”, señaló.

¿Hay un compromiso de que se le va a reembolsar el dinero?, se le preguntó.

“Hay un compromiso de FEMA, pero si no lo hacen, en el caso mío, no nos interesa mucho. Nos interesa abrir brecha, que la gente circunvale el pueblo”, sostuvo el alcalde.