Kenica -nombre ficticio para proteger su identidad- llegó sola a Puerto Rico, desde las Antillas Menores, necesitada de una transfusión de sangre por tener la hemoglobina baja. 

Tuvo que ser trasladada al Hospital Pavía de Santurce porque el hospital donde estaba recluida en las Islas Vírgenes colapsó por el paso del huracán Irma. 

Luego de aceptar en sala de emergencia la transfusión, Kenica se negó rotundamente a la intervención momentos antes de realizársela. Comenzó a no mirar a los médicos a los ojos. Se retrajo. Su problema de comunicación se acentuó aún más. 

El personal del hospital empezó a consentir a Kenica. Le llevaban frisas y ropa nueva. Le intentaban sacar conversaciones. Le mimaban. 

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Entonces, la mujer de más de 70 años aceptó la intervención médica con una sola condición: que Madeliza Ramírez, una de las mujeres que le alimentó durante su hospitalización en Puerto Rico, le sostuviera la mano mientras le realizaban la transfusión de sangre.

Así lo narró Ramírez, directora del programa de Turismo Médico del Hospital Pavía y quien se encuentra trabajando con los pacientes que llegan de las islas vecinas. 

“Tienen tanto coraje, tienen tanto dolor, tienen tanta tristeza, tienen tanto agobio. El 70% de los casos está llegando sin acompañantes, sin familia. Así que imagínate la preocupación en medio de las complicaciones médicas de estos pacientes, el que no tengas una persona amada, que tu sientas que te proteja, contigo. Nosotros estamos llenando ese espacio”, dijo con lágrimas en los ojos.

Como Kenica, otros 15 pacientes se encuentran en la institución médica. Han llegado “temblorosos, llenos de incertidumbre y sin esperanzas porque llevan dos o tres días sin comer, sin bañarse. Porque están aquí y sus familiares allá”. 

Es por esto que Ramírez entiende que, en estos momentos, los damnificados –más que lo material– necesitan apoyo emocional, una mano amiga, alguien que esté con ellos diciéndole que todo saldrá bien.

Por tal razón, los empleados del hospital han laborado hasta turnos de 12 horas para brindarle todos los servicios necesarios.

Además, la institución tiene que estar alerta las 24 horas ya que debido a las condiciones precarias en las que se encuentran las islas del Caribe, en ocasiones, no hay comunicación. Por tanto, los pacientes pudieran llegar en cualquier momento.

Las condiciones varían, han llegado casos para cirugía, cuidado intensivo, telemetría y hasta una mujer a punto de dar a luz.

Asimismo, arribó un caballero no vidente, con problemas de movilidad porque estuvo dos días entre escombros, con el techo de su casa sobre él. “Dos días sin comer, pero sé que se va a recuperar”, soltó la directora.

A pesar de que muchos han llamado a Puerto Rico “la isla en crisis”, estos aprietos económicos no han sido un impedimento para que servidores públicos, privados y ciudadanos les brinden toda la ayuda necesaria a los vecinos del Caribe.

“La comunidad puertorriqueña es bien desprendida. Yo creo que nosotros hemos aprendido mucho a través de las crisis. Vemos, cuando es una necesidad real, cómo nos unimos y dejamos de pensar en partidos, en religiones y logramos perseguir un objetivo común”, sentenció. 

Además, agradeció a todos los voluntarios, cadenas de hoteles y a su personal por el desprendimiento hacia los necesitados. “El cansancio aquí no importa”, remató.

El Presby está dando la milla extra

Al igual que el Pavia, el Hospital Presbiteriano también se unió al esfuerzo del Sistema de Salud de Veteranos del Caribe para socorrer a pacientes de Saint Thomas y Santa Cruz. 

“Fuimos afortunados en recibir gente que tenía más necesidad que nosotros. Pudimos montar un sistema en el que pudiéramos trabajar con los nuestros y con los vecinos. El viernes comenzamos a recibirlos”, comunicó el doctor Álvarez, director médico de la sala de emergencia. 

El galeno exaltó el “110%” que dio su personal al quedarse “viviendo” en la institución hospitalaria durante el paso de Irma.

“Aquí hay enfermeras y doctoras que se quedaron 24 horas en este hospital, sin salir, con sus hijos cuidándolos en otros sitios”, contó. 

“Las enfermeras y el equipo clínico que están en las trincheras terminan explotados, pero emocionalmente llenos”, intervino la directora de Mercadeo, Margo Silva. 

En el Presby hay hospitalizados unos once pacientes con diversas condiciones como: problemas hepáticos, dificultad respiratoria, septicemia, fractura y hasta un recién nacido prematuro. 

Una de las mayores preocupaciones es que los pacientes están llegando sin ropa, ni maletas, incluso, la mamá del recién nacido llegó sin cartera, dinero, ni tarjetas.

La institución también cuenta con un grupo de apoyo emocional que, no solo le consigue los efectos personales que necesiten, sino que también los sosiegan.

“Aquí nadie está buscando protagonismo, aquí no hay protagonistas en esta catástrofe, pero nuestra labor social se cumplió a cabalidad. Hasta ahora hemos podido cumplir con la encomienda que, voluntariamente, nos pusimos”, finalizó Álvarez.

Los gastos médicos serán cubiertos por FEMA.

Sangría en el HIMA

Los Hospitales HIMA San Pablo estará realizando una sangría en conjunto con el Banco de Sangre para suplir esta necesidad en Puerto Rico y las Islas del Caribe.

La misma será este jueves, 14 de septiembre de 8:00 a.m. a 5:00 p.m. en el vestíbulo de Hospital HIMA San Pablo de Caguas y en el auditorio del Hospital de Bayamón.

Para información pueden llamar al 787-653-6060.