Humacao.- El huracán María devastó por completo el municipio de Humacao durante la madrugada del miércoles tras su paso por Puerto Rico como un potente sistema atmosférico de categoría 4.

Los vientos de 165 millas por hora dejaron un sinnúmero de postes del tendido eléctrico, tanto de cemento como de madera, en el suelo y sacaron árboles de sus raíces para dejar inaccesibles varios tramos principales tras un recorrido de GFR Media por el casco urbano.

Negocios en el centro del pueblo amanecieron con los cristales de sus ventanas rotos. Además, los concesionarios de autos, así como gasolineras y ‘fast foods’ quedaron derrumbados e inoperables.

La alcaldía de la ciudad gris y el cuartel municipal de la policía vieron sus ventanas reventar, y la plaza pública quedó deforestada.

Hasta la tarde el jueves, La Oficina Municipal para el Manejo de Emergencias (OMME) hacía camino hacia el barrio costero de Punta Santiago, donde el agua de mar de apoderó de las carreteras. Se informó que varias residencias tenían hasta cinco pies de agua. También, las zonas de Verdemar y Villa Palmira terminaron incomunicadas.

En la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Humacao, la cancha perdió parte del techo. En el Humacao Arena, instalación que sirvió de refugio, se desprendieron plancha de zinc del tope de la edificación.

“Palmar del Mar, que se especializa en la naturaleza, aquello está destruido”, dijo el alcalde Marcelo Trujillo tras revisar las áreas afectadas el miércoles.

“Ahora es a comenzar a trabajar en lo que podemos hacer. Es muy temprano para tener estimados de daños. Hay que preparar unas personas, la directora de finanzas y la de recursos de humanos para que breguen con el estimado, más las fotos que se tienen que tomar y los estudios de zonas, así que hay mucho trabajo”, añadió.

En sus cinco términos como mandamás de Humacao, Trujillo lamentó la devastación después de tantos años de trabajo para “embellecer a la ciudad”.

“Es la primera vez que veo la ciudad así. Me ha sorprendido bastante. Hemos sufrido muchas pérdidas y es lamentable”, precisó.

Trujillo informó que no se reportaron vidas perdidas y que habló con el personal de la comisionada residente en Washington, Jenniffer González, quien le indicó que los humacaeños afectados será la prioridad de los prestamos federales. También, unirá fuerza para ayudar al municipio vecino de Yabucoa, igualmente afectado por María después del paso cercano al sureste de la Isla.

“Fue horrible”

Luego de que la intensidad de María se alejó un poco de Humacao, los ciudadanos se tiraron a la calle durante la tarde del miércoles para ver lo sucedido fuera de sus hogares.

En la urbanización Patagonia, el matrimonio Benito López y Jannette Moreno verifican el techo de su residencia que quedaba frente a la carretera 908 (avenida Tejas).

“Fue horrible. Cuando entraron esos vientos a media noche creíamos que se iba a caer nuestra casa. Inclusive, cuando vimos el garaje volar en cantos, la casa de atrás se le fue la terraza. Era un desastre, nunca pensé que iba a ser una cosa tan horrible”, relató López.

“Pensamos que fue un tornado que se quedó aquí pegado. Las ventanas estaban temblando, las paredes estaban temblando, el piso estaba temblando. Pensamos que no íbamos a ver la luz del día”, contó, por su parte, Moreno.

Un poco más debajo de la residencia de López y Moreno, en la calle Jacinto Pizarro, Sugeily Donato, de 40 años, cortaba las ramas de un árbol que bloqueaba el paso junto a los vecinos cercanos. 

“Ellos son como mi familia. Estamos dando la mano a todos porque en estos momentos los puertorriqueños nos unimos porque, a pesar de todo este proceso, aprendemos que en el compartir y en la unión está la fuerza para reconstruir”, resaltó.

Donato pasó la furia de María en la residencia de su madre Eulogia Ramos, una experiencia desesperante comparado a otros huracanes de gran impacto en Puerto Rico.

“Yo había pasado con ella la experiencia de Hugo y la de Georges y esta fue indiscutiblemente diferente. Fue bien preocupante. Todo se movía, las ventanas, aunque había tormenteras. Escuchamos los ruidos, los vientos fuertes. Fue difícil y traumatizante. Tengo una niña de 9 años y ella la pasó en el baño asustada, con mucho miedo. Pero gracias a Dios estamos vivo que es lo más importante”, recordó la oficial de asuntos ambientales del municipio.