El Instituto de Ciencias Forenses (ICF) confirmó hoy, lunes, que el cuerpo de Jason McLauglin, de 35 años, piloto de la avioneta que se estrelló la semana pasada en Arecibo, fue entregado ayer, domingo, a sus familiares, que tramitaron el traslado de los restos a los Estados Unidos.

Patricia Vélez, portavoz del ICF, ofreció la información y explicó, además, que el 7 de diciembre fueron reclamados los restos del copiloto, Steven Gullberg, de 28 años, segundo ocupante de la nave de la empresa IBC que se precipitó a tierra el 2 de diciembre, cuando se dirigía al aeropuerto internacional Luis Muñoz Marín.

Una fuente allegada a los trámites funerarios indicó que el cuerpo de McLauglin, oriundo de Weston, en el estado de la Florida, sería cremado. La Administración Federal de Aviación (FAA), mientras, indicó que la torre de control perdió contacto con el piloto cuando la nave se encontraba 25 millas al oeste de San Juan. Poco después se confirmó que la avioneta se estrelló en el barrio Sabana Hoyos de Arecibo.

El reportero de televisión Greg Gullberg, hermano del copiloto que perdió la vida en el accidente aéreo, fue citado en la versión cibernética del diario St. Louis Today, preocupado por las condiciones de la avioneta, ya que Steven recién se había pronunciado inquieto sobre el mantenimiento de las naves.

Gullberg, quien se crió en Florissant, San Luis, laboraba en IBC hace unos tres meses y seguía la carrera de su padre, quien por años fue piloto de American Airlines. El progenitor del joven fue la persona que viajó a San Juan para identificar los restos de su hijo en el ICF y completar los trámites funerarios.

Rolando Padua, gerente del Negociado de Aviación de la Autoridad de los Puertos, mientras, indicó a este medio que la investigación sobre el accidente está en su etapa inicial a cargo de la Administración para la Seguridad en el Transporte de los Estados Unidos (NTSB, por sus siglas en inglés).

Padua explicó que un equipo del NTSB viajó desde Atlanta a Puerto Rico y está a cargo de la investigación desde el pasado martes. Esa dependencia federal redactará un informe de sus hallazgos cuando complete su labor investigativa, pero "ese trabajo tomará meses", puntualizó el funcionario.

Según Padua, como parte de estos trabajos, los peritos del NTSB ocupan todas las piezas del avión siniestrado y las llevan a un hangar, donde literalmente se procura rearmar la nave, en una tarea comparable al reto de un rompecabezas.

El día de los hechos, Padua dijo a este medio que una revisión preliminar de las grabaciones de las comunicaciones del piloto sugirieron un súbito cambio en la ruta de vuelo.

Trascendió que las 6:30 p.m. del 2 de diciembre, el piloto pidió bajar de 7, 000 a 3,000 pies de altura. Padua comentó que al parecer la nave no pudo seguir la ruta regular al norte y se movió más al sur. Por eso, de madrugada, en el lugar del accidente se teorizó que al bajar de altitud la nave pudo chocar con algún mogote que provocara tanta fragmentación del fuselaje.

Sin embargo, a una semana de los hechos, Padua señaló que esa y otras teorías son parte de la investigación que realiza la NTSB con el apoyo de la FAA y agencias estatales.

 El avión pilotado por McLauglin, propiedad de IBC, empresa con sede en Fort Lauderdale, Florida, despegó de República Dominicana con carga general diversa, precisó Padua. La nave estaba contratada por la compañía de manejo de correspondencia y carga DHL.

Varios vecinos del barrio Sabana Hoyos escucharon la nave Metroliner modelo 1986 en vuelo bajo temprano en la noche del lunes y reportaron un gran estruendo en el área a eso de las 8:15 p.m.

Después de más de 12 horas de rastreo, personal de la División de Búsqueda y Rescate de la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias y Administración de Desastres (Aemead) dio con los cuerpos sin vida de los dos tripulantes.