Más que molestos, están cansados, frustrados y decepcionados.

La noticia de un nuevo aumento en el costo de la luz por los próximos tres meses no tomó por sorpresa a los clientes de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE). Lo que realmente les provocaría un verdadero sobresalto es una reducción en la mensualidad. Bueno, eso sería casi un milagro. Así lo ven.

Para los comerciantes, quienes han recibido azote tras azote, representa básicamente el cierre de sus comercios que por los pasados años vienen aguantando los estragos causados por la precaria situación económica y el alza en los robos que se vive en la Isla.

“Uno paga de $36,000 a $40,000 a la Autoridad de Energía Eléctrica, ¿cómo va a resistir vendiendo $400 o $500 al día? Más viene el CRIM, patentes, seguros, empleados. Yo llegué a tener 18 empleados y ahora tengo dos. Cada vez que uno abre este negocio hay pérdidas. Cerrando uno sale mejor”, expresó a Primera Hora el comerciante Ahmad Yacoub.

El panorama del propietario de la tienda de ropa para damas en el casco urbano de Bayamón es uno que prácticamente enfrentan todos los pequeños y medianos comerciantes: triste, preocupante y muy desconcertante.

En pleno mediodía en la tienda, repleta de mercancía, no había ni un solo cliente. Aun así tiene que cumplir con su responsabilidad de pagar los $3,500 de luz aproximados al mes, pues el contador no ha sido conectado a pesar de que está listo hace 11 meses.

El caso de Carmelo Rolón, propietario de la Sastrería Rolón, no es muy distinto. No solo se enfrenta a la difícil situación financiera, sino a ejercer un oficio que está en extinción.

“Un nuevo aumento es casi para cerrar, y ahí viene una construcción y van a cerrar esta calle y no se podrá hacer nada”, expresó el hombre que no abre el negocio los siete días a la semana.

Sigue ejerciendo la sastrería como un part-time para completar el seguro social y poder cumplir con sus compromisos económicos. “El mes pasado pagué $114... y en casa pago sobre $90 y somos dos”, dijo.

Recortes y recortes...

En sus residencias, los clientes de la corporación han hecho todo tipo de arreglos con la esperanza de ver una reducción en la tarifa, pero lamentablemente todo sigue igual.

“Yo lo creo injusto, pero quién le pone el cascabel al gato”, expresó Andrés Class, empleado gubernamental.

Ayer efectuó un pago de $163 y quedó debiendo $116. El mes pasado la factura fue de $352. “El pueblo necesita un alivio en este sentido, pero los grandes intereses son los que se benefician”, comentó el residente de Bayamón, al agregar que no hace uso del acondicionador de aire. Tres veces ha hecho reclamaciones y aún está esperando.

Más o menos ese es el caso de Rosa Maldonado, que no solo está furiosa por el total de su factura mensual, sino también por el mal servicio, que aseguró que le han dado en las reclamaciones que ha hecho.

Maldonado lleva exactamente un año objetando una factura en la que el gasto por compra de combustible era muy por encima al del consumo de energía. La factura era de $270.95 y por la compra de combustible tenía que pagar $125.70. “Yo no voy a pagar esos $125 que ellos dicen que gasté de combustible, lo siento mucho. Yo estoy pagando lo que consumo en estos momentos... si al fin dicen que los debo, lo que voy a hacer es que me hagan un plan de pago”, dijo.

Jaime Rivera catalogó el incremento de injusto y reclamó la búsqueda de alternativas para al fin lograr una reducción en la factura. “Me parece injusto en estos momentos. Imagínate, nosotros pagando cada cosa. Para la clase media, es demasiado”, señaló.