El Instituto de Ingenieros Civiles inició hoy, lunes, una investigación centrada en la preservación del histórico edificio El Falansterio, en Puerta de Tierra, a raíz de denuncias sobre "peligrosas alteraciones" en esa estructura construida en 1937.

"Este caso lo vamos a atender con prioridad", sostuvo el ingeniero Manuel Bermúdez Pagán, presidente del Instituto de Ingenieros Civiles, adscrito al Colegio de Ingenieros y Agrimensores de Puerto Rico (CIAPR).

Bermúdez Pagán hizo el señalamiento horas después de reunirse con el ingeniero John E. Prann, quien en entrevista con este medio denunció este fin de semana que "demoliciones clandestinas" en el citado edificio pueden comprometer toda la estructura y poner en entredicho su seguridad, al margen de dañar un monumento histórico.

Según Bermúdez Pagán, el caso sobre cambios internos en ciertas unidades residenciales del condominio El Falansterio fue referido a la atención del Instituto de Ingenieros Civiles por La Fortaleza.

"Recibimos un referido de la Oficina del Asesor de Infraestructura, Planificación y Urbanismo (IPU) en La Fortaleza y vamos a investigar el asunto", explicó al señalar que de inmediato realizaron una inspección visual externa y esta semana examinarán los planos originales, que se encuentran en la Universidad de Puerto Rico.

"Es un asunto que preocupa porque es un proyecto que está en el Registro de Edificios Históricos y ahí se tienen que cumplir ciertos parámetros, así que vamos a ver los planos estructurales y evaluar cómo se dio el proceso", indicó al referirse a ciertos trámites para modificar unas paredes internas de una unidad residencial, según querellas referidas a varias agencias gubernamentales.

"En estos casos, por ser una estructura histórica, aplica un permiso del ICP... También (antes de cualquier modificación) procede un certificado de no existencia de asbesto o plomo y vamos a indagar", señaló al mencionar que también hay que cumplir con la Ley de Propiedad Horizontal, entre otros estatutos, si procediera alguna alteración que no comprometa la estructura completa.

"Queremos ver si realmente lo que han tumbado puede desestabilizar el edifico o es algo pequeño que no crea un ‘issue’ estructural", agregó, al mencionar que en la reunión de esta mañana participó el ingeniero Antonio Jiménez, otro de los peritos del Instituto, así como un residente del Falansterio.

Una vez completen su estudio, el Instituto sometería un reporte con sus conclusiones a la IPU, oficina dirigida al presente por la ingeniero Carmen Villar.

Prann, en entrevista con este medio, observó que para justificar una demolición parcial de una pared, el año pasado se presentó al ICP un plano de plomería que se utilizó para alegar en pocas líneas que la sección en cuestión "no forma parte del armazón estructural", lo que desmiente el plano original de 1935. Ante esa "certificación fatula", el ICP se allanó y la Oficina de Patrimonio Histórico Edificado resolvió no intervenir porque aceptó como bueno el documento, lamentó Prann.

El perito insistió en que para revertir daños, en El Falansterio urgen inspecciones y órdenes de restaurar todo lo alterado. "Es hora de que las agencias tomen el toro por los cuernos y emitan una directriz clara de que ahí no se puede demoler", agregó.

Mientras, la Oficina de Permisos del Municipio de San Juan, con injerencia también en estos asuntos, afirmó a este medio el viernes pasado que no tienen ante su consideración ninguna querella reciente sobre demoliciones o alteraciones indebidas en El Falansterio. La ingeniero Karina Jiménez, a cargo de la citada división en el gobierno capitalino, dijo que hace un tiempo se trajo a su consideración "una pequeña demolición en uno de los apartamentos para expandir una puerta entre la cocina y el comedor". Aseguró que se trataba de unos tres pies intervenidos.

Jiménez reconoció que al romper parte de esa pared los ocupantes del apartamento del histórico condominio "no tenían permiso", para hacerlo, pero "después obtuvieron endoso de la administración (del Falansterio) y del ICP".

"Nosotros sí fuimos a corroborar, pero fue algo pequeño que no comprometía el edificio. Tenían dos certificaciones de ingenieros. Este es el único asunto que se nos ha traído", agregó.

Sin embargo, una fuente que prefirió mantenerse en el anonimato aseguró que al margen de lo expresado por Jiménez, se ha producido una demolición mayor en paredes internas, claramente descritas como "de carga", en violación a la Ley de Condominios, cuyo artículo 11 dispone que el inquilino o propietario de un apartamento "no es dueño de los elementos comunes". Además, mostró copias de fotografías en poder del gobierno que documentan la destrucción considerable de una pared del histórico edificio, pero no limitada a los tres pies aludidos.

Por ley, las paredes maestras o de carga, así como los cimientos u otras partes de un condominio, son parte de los elementos comunes y están sujetos a un "régimen de indivisión forzosa". Sin embargo, esos aspectos claros de esa ley, entre otros estatutos que prohíben alteraciones como las denunciadas en El Falansterio, parecen ignorados por las autoridades que hasta el momento no han demostrado "interés, ni voluntad" para atender este serio asunto, lamentó el informante.

Agregó que la "negación obstinada" de lo claramente estipulado en documentos originales y leyes que no están sujetas a interpretación mantienen un precedente nefasto que abre la puerta a iniciativas peligrosas de personas que están inclinados a demoler o alterar estructuras internas de sus casas, al priorizar lo estético, sin reconocer que pueden convertir su morada en una bomba de tiempo en caso de un sismo u otro fenómeno catastrófico, a la vez que destruyen el valor original e histórico, como es el caso del Falansterio.

Un edificio con historia

El imponente Falansterio es una estructura única en su clase en Puerto Rico. Se trata del primer complejo de vivienda pública construido como parte del proyecto federal de desarrollo urbano apoyado por el presidente Franklin D. Roosevelt en la Isla a principios del pasado siglo, justo en medio de la gran recesión.

La obra, diseñada por el arquitecto Jorge Ramírez de Arellano y construida por la empresa del ingeniero Robert Prann, comenzó en 1935 y se terminó dos años después. El edificio de tres niveles, ubicado en la avenida Fernández Juncos, colindante con las calles Ledasma y San Juan Bautista, tiene 216 apartamentos y estructuras interiores que sirvieron de escuela y guardería para los niños de sus primeros moradores, según diarios de la época.

Como se levantó en terreno ganado al mar, sus cimientos incluyen 1,500 pilotes de hormigón desde los que se levantan todas las paredes estructurales de las unidades residenciales, que constan cada una de sala, comedor, dos dormitorios, un baño y cocina. Al anunciarse su apertura, en el desaparecido diario El Mundo se destacó que representó una inversión de $580,000.

El edificio art deco, con sus paredes de concreto expuesto y bordes redondeados, está incluido en el Registro Nacional de Lugares Históricos del Departamento del Interior de Estados Unidos desde 1984.

Las elegantes entradas, con huecos cuadrados y rectangulares indentados como elementos decorativos, se complementan con sus balcones semicirculares y barandas de líneas rectas sencillas en hierro forjado, destacó el ingeniero John E. Prann.

El hijo de Robert Prann, el contratista del histórico edificio, recordó que la obra fue parte del proyecto federal para combatir la pobreza y estimular la economía durante la gran depresión y fue una iniciativa importante de la Puerto Rico Reconstruction Administration (PRAA).

 En entrevista con este medio, Prann recordó que su padre, ingeniero civil egresado de Yale University, llegó a Puerto Rico muy joven, contratado por una empresa petrolera. "Tendría unos 22 años cuando llegó a la Isla. Se crió en Connecticut, pero se estableció aquí, forjó su familia aquí y aquí está enterrado", rememoró.

"Se sentía muy orgulloso de esta obra del Falansterio. Mi padre siempre me habló del control de calidad en la obra y del hormigón utilizado al crear una estructura en que todas sus paredes son de carga", destacó Prann, hijo.

El Falansterio toma su nombre de un concepto francés centrado en albergar familias pobres en instalaciones seguras y con facilidades accesibles para sus necesidades básicas y de estudios en un mismo lugar. El edificio de Puerta de Tierra tiene 18 secciones de 12 apartamientos cada una que se identifican con las letras de la A a la R.