De Castro Font hizo los señalamientos a periodistas asignados al Tribunal Federal, Sala de San Juan, al completar una entrevista con su oficial probatorio. Además, reveló que tiene otras ofertas para ser asesor en mercadeo y publicidad de otras compañías.

A un día de su salida de una prisión estatal, el exlegislador novoprogresista cumplió con una citación en el Edificio Federal en Hato Rey, donde se entrevistó con su oficial probatorio.

Ya sin uniforme de confinado y libre de esposas en sus manos, De Castro Font entró acompañado de su hija Andrea al edificio al que en reiteradas ocasiones ingresó desde que fue acusado en 2008.

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Al llegar, esta vez sin ser escoltado por alguaciles, el exlegislador expresó a periodistas su incomodidad al tener que volver a un lugar que le genera malos recuerdos.

"No les puedo mentir, me siento incómodo. No me gusta estar aquí. No tuve buenas experiencias aquí. Estuve muchas veces. Me recuerdo de esos momentos malos, pero esta vez no estoy escoltado por 'marshals', ni esposado de manos, cintura y pies, como cuando me arrestaron para revocarme la fianza en varias ocasiones. Me siento tranquilo, pero no me gusta estar aquí", dijo De Castro Font a periodistas asignados al Tribunal Federal.

El expresidente de la Comisión de Reglas y Calendarios del Senado debe cumplir un término de tres años bajo libertad supervisada, por lo que debe reportarse por teléfono ciertos días y a determinadas horas ante su oficial probatorio.

Luciendo una camisa polo y mahones, De Castro Font entró a las 11:00 a.m. a su cita. Al presente debe cumplir un término de tres años bajo libertad supervisada, por lo que tiene que reportarse por teléfono ciertos días y a determinadas horas. El exlegislador afirmó que, si en un año cumple con todos los requisitos impuestos, el oficial probatorio podría informar al juez federal que lo sentenció, Francisco A. Besosa, que ha cumplido con todo y podrían acortar el tiempo de libertad supervisada.

Gracias a un programa de desvío del Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR) ayer, martes, De Castro Font, de 52 años, salió del complejo carcelario de Bayamón para iniciar una etapa de reclusión domicilaria sujeto a supervisión electrónica hasta cumplir el resto de su sentencia estatal en 2019.

Al presente su custodia es responsabilidad de su hija Andrea, quien lo acompañara a sus citas autorizadas. Al completar su trámite ante su oficial probatorio, reveló a periodistas que en la mañana pidió permiso para ir a visitar a su padre, el exombudsman Rafael Adolfo De Castro Campos, a su residencia en Miramar, donde es cuidado por una ama de llaves por su padecimiento de Alzheimer.

"Hacía cuatro años que no veía a mi papá, que tiene Alzheimer y va a cumplir 85 años. Que si podía ir a verlo en su casa y me dieron permiso. Fue magnífico. Me reconoció. Me dio un abrazo y un beso. Nos tomamos un café juntos. Está delgado, pero come más que yo", narró De Castro Font, quien destacó que temprano desayunó mallorca con mantequilla y queso. Además, dijo que quería comprar viandas para hacerlas con bacalao.

Sobre su situación actual comentó que “es un proceso de volver otra vez a la normalidad. Reinventarme. Ahora tendré paz y tranquilidad, a desarrollar calma de espíritu para proyectar al país esa seguridad que entiendo va a ser efectiva en dejar saber lo que pasó, qué hice mal, las malas decisiones, cómo se viola la Ley Electoral, qué hice exactamente".

Entonces, nuevamente comenzó a hablar del proceso legal en su contra. Resumió sus desatinos, las pérdidas de su madre y su hermano. Además culpó al exgobernador Luis Fortuño y al expresidente del Senado, Kenneth McClintock, por las acusaciones incoadas en su contra, las que consideró “un abuso de poder”

En el caso federal, dijo que tuvo que aceptar culpabilidad por 32 cargos que enfrentaba porque si iba a juicio y era encontrado culpable, se exponía a 40 años de cárcel "y no tenía los $2 millones como el exgobernador (Aníbal Acevedo Vilá), ni los amigotes ni el respaldo del partido para pagar abogados".

"Como muchos confinados y acusados, tuve que hacer un 'deal' (acuerdo) con fiscalía, a pesar de que a lo mejor cometiste tres de los delitos, pero tuve que aceptarlo todo para un mejor arreglo. Fue entonces que bajo el (ex)gobernador (Luis) Fortuño me radicaron 200 cargos en la estatal, de los cuales muchos no cometí", alegó De Castro Font, quien fue sentenciado a cumplir cinco años de cárcel por 21 cargos de fraude al privar al pueblo de servicios honestos y de conspiración de extorsión al aceptar que del 2005 al 2008 solicitó pagos y regalías a cambio de beneficiar a terceros en la aprobación de proyectos de ley.

A nivel estatal, se declaró culpable en 2012 por 93 de los 200 cargos por extorsión, soborno, perjurio, violaciones a la Ley Electoral y al Código de Rentas Internas por no rendir planillas, por informes falsos y por apropiación ilegal por evasión contributiva.

"Doscientos cargos no les metieron ni a los de la masacre de Pájaros", dijo, refiriéndose al triple asesinato ocurrido en dicho barrio de Toa Baja en 2009.

Alegó que el entonces comisionado electoral del Partido Nuevo Progresista (PNP), Edwin Mundo, fue a su casa en un momento dado porque el Partido quería que renunciara a la candidatura del 2008 para ellos asignar a otro candidato, y que le ofreció pagarle abogados, su salario y el de sus hermanos, pero que él le contestó que por eso mismo lo estaban acusando los federales, por lo que era ilegal y "lo boté de mi casa".

Indicó que en el caso estatal, la primera oferta que le hicieron era para cumplir 35 años de prisión. Fueron bajando a 25, 20, 15 años. Dijo que cuando bajaron a siete años, ahí decidió aceptar el acuerdo pero que cuando llegó ante la jueza Isabel Llompart, hoy administradora de la Oficina de la Administración de Tribunales (OAT), le subieron el término a 10 años.

"Fue un abuso de poder los 200 cargos que me impusieron Fortuño y (el expresidente del Senado, Kenneth) McClintock porque hablé de ellos públicamente, porque Fortuño estaba lucrándose a través de su esposa. Fortuño nunca me perdonó eso. Y el presidente del Senado se pasaba viajando, hizo el mismo esquema mío. Lo mío eran almuerzos, viajes y trajes. Por eso McClintock autoconvocó el Senado un 27 de diciembre para recibir el informe de Ética y referirlo al (Departamento de) Justicia. Si no hacía eso, no tenía 'standing' para investigarme y referir el caso al FEI (Fiscal Especial Independiente). Y fue con los mismos informes míos (declaraciones que dio pensando en que los federales le darían inmunidad como testigo cooperador). Eso es ilegal", despotricó, refiriéndose a las entrevistas e información que dio buscando inmunidad y pensando que las autoridades federales lo protegerían por ser testigo de ellos, dado a que lo llevaron a Las Vegas y al hotel Ritz Carlton en St. Thomas con gastos pagos para que cooperara.

Además, alegó que tiene la grabación de una entrevista que le hicieran al exsecretario de Justicia, Antonio Sagardía, el 27 de abril de 2011, en la que indicó que pasó los testimonios de De Castro Font a Justicia. Recalcó que agentes federales tomaron la "lista de amigos" que cosechó en 24 años como legislador y le preguntaban uno a uno, "¿qué hizo esta persona por usted?"

"A mí no me radicaron 200 cargos Fortuño para que yo cumpliera cárcel. Era para que me matara. Yo estaba suicida, estaba enfermo emocionalmente. Cuando me arrestaron, me tomaba medio litro de whisky todos los días. No me interesaba vivir. Pensé que el mundo se había acabado. Después de la trayectoria política de mis abuelos, de mis padres. Para mí el mundo se había acabado. Me estaba autoinfligiendo dolor. Lo hacía con las pastillas de Xanax que me mandó el doctor de la Federal. Estaba emocionalmente destruido, y en eso se muere mi madre, mi hermano se mata, cuando caigo en desgracia", recalcó.

También recordó que fueron unas llamadas y mensajes que envió a su exesposa Lisandra Delgado por lo que se le revocó la libertad bajo fianza a nivel federal. "Mi ex decidió liquidarme y liquidó todo lo que yo había logrado. Fue culpa mía porque no tuve la fuerza, pero soy humano", manifestó el convicto, quien aseguró que no la llamó desde que ella se fue de la casa, el 8 de marzo de 2010.

Sin embargo, dijo que una noche lo llamaron para decirle que la habían visto y él, bajo los efectos de Xanax y del licor, la llamó y le envió mensajes de texto, cuando se le había prohibido comunicarse con ella, como parte de las condiciones de su libertad bajo fianza. Al ver los mensajes, "yo me reía, eran 'childish' y pensé qué bobo yo era".

"La llamé porque estaba vola'o el 3 de diciembre de 2010. Me contestó: 'vas preso, vas preso'. Relajando le tiré un beso y enganché. Cuando al otro día me levanto y veo el teléfono, no me acordaba. A las 10:00 a.m. estaban tocando a la puerta los 'marshals'. Pensé, me tiro por el balcón, o qué hago. Estaba el carro de mi hermano abajo. Pero si me escapaba, pasaba a ser fugitivo", recordó De Castro Font, quien dijo que se tomó alrededor de 30 pastillas de Xanax antes del arresto y otras 10 después de ser detenido.

Dijo que no recuerda nada, hasta que el otro día se despertó y estaba en una cama en un hospital, esposado y desnudo, con dos enfermeras bañándolo con esponjas y varios agentes y alguaciles federales al pie de su cama. Le tuvieron que lavar el estómago y pasó 13 días hospitalizado "a punto de morirme".

Como confinado, pasó por nueve instituciones penales federales en Estados Unidos, incluyendo en un hospital siqiuátrico en Massachusetts y describió todo lo que pasó como "horrible”, pero lo que lo mantuvo en pie fueron sus hijos Andrea, de 24 años, Jorge de 20 y Sofía de 19 años.

"Mis hijos me dieron el deseo de vivir y el deseo de hablar hoy, y en su momento hablaré claramente lo que pasó y cómo se viola la Ley Electoral y cómo caen estúpidamente con la venta de influencias. Si acepto un almuerzo, eso es ilegal. Si me monto en el avión privado de aquel, eso es ilegal", aseguró De Castro Font.