Manatí - “Yo llegué a 40 años y no me di cuenta ni cómo llegué a 40 años. El tiempo pasa y usted no se da cuenta, es increíble”.

Ese escepticismo proviene del saliente alcalde de Manatí, Juan Aubín Cruz Manzano, quien lleva casi cuatro décadas como alcalde de la Atenas de Puerto Rico y la que comenzó a dirigir cuando tenía 27 años; hoy tiene 68. Eso dice él, pero en realidad los cumple el 11 de julio.

Alcalde,  ¿cómo se siente ante su próximo retiro?

Me siento fuerte, luchador, con la mente bien amplia y tranquila.

El ejecutivo municipal que mide 5’ 7’’ y pesa 155 libras, se ha estado realizando  estudios médicos en estos días; hace dos años fue operado de corazón abierto y le hicieron cuatro by pass, y ahora lleva una dieta saludable.

“Lo que como es pescado, pollo, pollo, pescado, pescado. Ya parezco un pez”, dice riendo. También consume ensaladas. “Es que yo como todos los días un platito así de pequeño”, y muestra con sus manos la cantidad de una de las seis porciones que consume.

“Me siento diferente, nuevo;  bueno, llevo con usted aquí hablando no sé qué tiempo y me siento bien (casi hora y media. Al terminar nuestra entrevista atendió a una ciudadana).  Almorcé un salmoncito pequeñito con unas lechugas y una yautía. A veces la produzco yo mismo en mi patio”, dice.

¿Tiene un huerto casero?

Sí.  Siembro tomates, pimientos, recaíto. Aparte de eso tengo un palo de mangó, aguacate, guanábana…

Dicen que la hoja de guanábana es buena para la salud.

Sí, me hago mis tecesitos de hojas de guanábana, lo hiervo y me lo llevo como guarapo; hay que cuidarse porque nadie cuida a nadie, agrega sonriendo.

Aunque diga eso, confiesa que su esposa María Forteza y sus dos hijos Karol y Kevin siempre están pendientes de su salud.

Sin embargo, con esa vida agitada que tiene un alcalde, Cruz Manzano dijo que nunca descuidó a su familia.

Cuénteme, ¿cómo fue su niñez?

Nací en el cerro Vending, una comunidad bien pobre. Soy único hijo. Mi niñez fue bonita porque me crié con mis primos, mis familiares y mis amigos, que hoy siguen siendo amigos míos,  no importa que sean de otro partido. La amistad va por encima de todo.

¿Cómo entra a la política?

Me lleva al ruedo político el sistema de pobreza en que nací en  Vending. Me crié en la California, un sector también de marginación social. Crecí viendo las necesidades básicas (de los ciudadanos). Mi mamá era una trabajadora de la fábrica de zapatos y yo le hice un movimiento huelgario (a la fábrica) porque las madres salían con los dedos ensangrentados, porque la tarea era 18, 20 o 22 pares. Esa producción era bárbara. Mi papá era un empleado de una tienda; así que tenía un padre de una tendencia republicana y una madre de una tendencia socialista y  yo cogí de los dos y me hice PNP, asegura sonriendo.

Viendo la necesidad de su gente,   ya “a los 12 años yo daba discursos a diferentes grupos comunitarios. Les hablaba sobre la explotación del trabajador…   les daba el ejemplo de mi madre que cobraba el viernes y pasaba por el Paseo de  Atenas y en la primera tienda que entraba era al supermercado Tuyo, luego pagaba la mueblería, pagaba a otra tienda que cogía fiao y al final le quedaba una centavería y cuando iba a mi casa le decía: ‘mami, mami, dame un chavito para un caramelo’, y me decía: ‘hijo, ni un chavito tengo para comprarte un caramelo’”, recuerda.

Pero cuando Cruz Manzano empieza a estudiar Derecho muere su padre. 

“Me fui a estudiar Leyes en vez de día, por la noche, para ayudar a mi mamá en la tienda (eventualmente sus progenitores establecieron poco a poco tres tiendas). Así casi nos levantamos y de la tienda me hice político…”, destaca.  

¿Qué político conoció en esa época que lo influyó?

A don Luis A. Ferré. Él me fue a buscar a mi casa para que trabajara en su campaña de la lucha del terreno de  las parcelas. Yo era el que repartía la escritura a los ciudadanos y les decía: ‘mire, esta escritura la va a tener si vota por don Luis A. Ferré; tu casita va a ser tuya y tu terreno'. Yo hice esa campaña por todo Puerto Rico (1966-67)”. 

Una vez finaliza leyes aspira a la alcaldía de Manatí. 

“Me gradué y me fui directamente a la política y abandoné la carrera. Yo soy primarista, vine de unas primarias y las gané”, dice sobre su primera contienda (1976).

El cuatrieno pasado enfrentó la segunda, en este caso contra José Sánchez González, quien ahora también se enfrenta en un proceso primarista a Jonathan Figueroa Ríos.

¿Qué vio  la gente en usted para que cada cuatrienio lo reeligieran?

Lo primero es cómo yo cogí la ciudad en la década de 1977. Era un pueblito con apenas unos 30,000 habitantes, con un presupuesto de apenas $1.3 millones, 213 empleados y lo convertí en una ciudad metropolitana, donde está el turismo desarrollado, las zonas playeras y hoteleras. En la manufactura apenas había una fábrica. Trabajé el expreso 149, traímos farmacéuticas, industrias, comercios, somos la meca de la salud”.

Recuerda que cuando se hizo alcalde, “había que levantarse a las 3:00 de la mañana para ir a un especialista en San Juan;   hoy es a la inversa, los de San Juan vienen a Manatí”. 

Sostiene que en comparación con aquella época, “el presupuesto ahora debe estar picando los $60 millones, hay  alrededor de 1,400 empleos y casi 50,000 habitantes”.

¿Cuál ha sido su mayor alegría durante estos años?

Cuando convirtieron a Manatí en Ciudad Metropolitana Federal. Somos independientes del sistema central no por población sino por desarrollo económico. Eso ha sido una de las cosas más bellas. A partir de ahí el presupuesto nuestro federal viene de Washington, somos independientes como si fuésemos San Juan, Arecibo o Bayamón, siendo un pueblo pequeño. 

¿Y su momento más triste?

La mayor tristeza mía es la muerte de mi hijo. Siendo alcalde fallece  Aubín Cruz Abreu, Bincito, a los 18 años, por cáncer... El recuerdo es diario. Y fallece mi mamá hace cinco años. Todos son golpes.

Su mayor decepción

La frustración más grande es cuando me envían los decretos, que son los que el estado les da a los desarrolladores o a las farmacéuticas, que comienzan a pagar un impuesto y de la noche a la mañana, escondidos, a las 2:00 de la mañana., aprueban en la Legislatura exenciones tributarias que no tienes conocimiento hasta que te llegue el documento de que ya fue aprobada la ley.

¿Cuál ha sido su proyecto más emblemático?

El Acrópolis Deportivo. Me hice alcalde en 1977 y ese mismo año lo establecí con una visión de crear un centro de deportes… donde estuvieran representadas todas las actividades deportivas….

Allí hay canchas, piscinas, estadio municipal, centro de convenciones, chorritos, entre otras atracciones.

¿Qué actividad celebró  allí  que le trae recuerdos?

Relevo por la vida es la más importante. Traje a Relevo cuando muere Bincito. Ahí comenzaron las actividades para recaudar fondos para niños con cáncer y otras enfermedades, que  es un programa que  tenemos,  y desde que yo celebro esta actividad, hace 16 años, ha sido exitosa. 

¿A quién  le diría 'gracias'?   

A mi pueblo, a mi gente, a mis ciudadanos por todo lo que hicieron por mí. Yo soy una persona sola,  usted no me ve ni con chofer ni con guardaespaldas. No los he tenido ni me hacen falta porque el mismo pueblo te protege. 

¿Y pedirle perdón?

Yo nunca hice un mal a nadie, políticamente tampoco. 

¿Cuál es su pasatiempo? 

La lectura.

¿Qué está leyendo?  

Sobre agricultura hidropónica y orgánica.

Una vez Cruz Manzano deje la alcaldía aspira a establecer un negocio familiar de cultivo hidropónico y orgánico.