Las gotas de sudor los arropan. A pleno sol, desde el viernes después del huracán María, la jornada laboral de la gomera Centeno’s Tire Distributors, en Caguas, comienza a las 7:00 de la mañana.

El taller donde suelen atender a la clientela ya no cuenta con techo -y por lo tanto, tampoco con una sombra que los cobije en la acción de resolver la demanda de quienes se asoman-. Pero para los empleados, no todo es incomodidad ni son malas noticias. Dentro de todo, hay empleo, y eso es motivación suficiente para echarle ganas en la intención de ganar su sustento.

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“Llegamos aquí el viernes después de María para limpiar, pero no pudimos. La gente empezó a llegar y empezamos a trabajar desde ese día”, rememoró el supervisor Abimael Rodríguez Fontánez. “Llegó gente necesitada, con gomas vacías, ‘tengo un clavo en la goma, para que me la reparen’, y pensamos, ‘vamos a trabajar, a ayudar a las personas’, y dejamos el recogido para después”.

La oficina principal, por ser de concreto, no sufrió daños mayores. Pero lo cierto es que el grueso del trabajo se realiza en el taller. Giovanni Santiago, gerente general de la gomera, enfatizó que “no hay techo, pero hay que reconstruir a Puerto Rico, hay que echar para a’lante.  No son solamente 12 empleados, son 12 familias que hay que mantener, así que se trabaja bajo agua, sol y sereno”.

Al momento, gracias a la planta de diésel, pueden proveer los servicios básicos de reparación, así como de venta de gomas usadas o nuevas.

“El sol azota fuerte a los muchachos”, insistió Santiago. “Ya tú los ves, tienen un sun tan, pero no de playa. Cuando no hay rush, nos metemos a la oficina un ratito a descansar, que sí tiene aire (acondicionado), y luego regresamos afuera. Mientras podamos, estamos aquí”.

Varios de los empleados, como muchas familias afectadas tras el paso del huracán el miércoles de la semana pasada, sufrieron pérdidas en sus respectivas propiedades. Incluso, “tengo un caballero que ahora mismo está encargado de nuestro almacén en Gurabo, que sufrió bastante, él perdió la casa, pero está aquí trabajando”, destacó el gerente general.

El ritmo de trabajo, como es de esperar, se ha afectado un poco. “Todo es un poco más lento, pero hay que trabajar”, confesó Santiago, quien aclara que por el momento cesan funciones a las 5:00 de la tarde. “Antes nosotros trabajábamos bien rápido, ahora pues, las máquinas, por la dificultad de la electricidad, que a través del techo estaban las líneas del aire de las máquinas, se ha dificultado un poco, así que la producción está un poco más lenta. Solamente tengo una máquina de montar”, explicó el gerente, quien puntualizó que “el sol azota, pero entre chistes, pensamientos positivos y ánimo, estamos levantando al País poco a poco”.