Grandeza, nobleza, fragilidad, fuerza, inocencia, emoción, empatía, solidaridad, esperanza… todas estas palabras pueden describir esta imagen. Sin duda, hay fotos que documentan y acompañan historias, y hay otras que son la historia misma, marcando la vida no solo de sus protagonistas, sino de todo un pueblo. 

Muchos sentimientos afloran al ver esta imagen de la fotoperiodista de GFR Media, Teresa Canino, tomada en el barrio San Lorenzo en Morovis días después del embate del huracán María. 

En la pieza, se muestra a un militar armado con un semblante serio, pero a su vez compasivo, quien tenía la misión de servir en la emergencia. A sus pies, un niño de tres años, con sus botas bien puestas, lo observa asombrado por la autoridad que refleja, pero emocionado de poder estar tan cerca “de un héroe” y esperanzado con la ayuda que le traería a su hogar.

Esta historia plasmada en una fotografía es parte de la exhibición “A un año de María”, una colección de imágenes de fotoperiodistas de Primera Hora y El Nuevo Día que puede ser apreciada hasta el 21 de octubre en el segundo nivel de Plaza Las Américas en Hato Rey.

Precisamente, el encuentro con esta imagen caló hondo en una familia y no pasó desapercibida para su gran protagonista, Dyan Yael Rivas Salgado, de cuatro años.

“Al verla, su reacción fue pararse frente a la foto, mirarla y sonreír. Pudo reconocer a la mascota que sale en la imagen, porque es su perrita. Fue un momento de emociones tanto para mí como para mi esposo, por saber todo lo que habíamos vivido y recordar la alegría que Dyan sentía al ver a los militares cuando nos traían ayuda”, contó su madre, Gracemary Salgado Morales, de 23 años.

(teresa.canino@gfrmedia.com)
(teresa.canino@gfrmedia.com)

Según la progenitora, Dyan Yael nunca sintió temor a las figuras de autoridad, a pesar de sus armas, equipos y uniformes imponentes, lo que fue captado por el lente de Canino.

“Todo lo contrario, cada vez que los veía, quería ir hacia ellos y siempre se tomaba fotos. Ya los militares lo conocían y le decían: ‘el chico de las botas’. Se lo llevaban para que viera los helicópteros junto a otros niños”, sostuvo Salgado.

Sin embargo, además de traerles alegría, el encuentro con la imagen les hizo rememorar y reflexionar acerca de uno de los tiempos más duros y esperanzadores de sus vidas.

“Eso fue como 10 días después del huracán y no había nada. Estábamos incomunicados porque había colapsado el puente y también hubo un derrumbe por Orocovis. Había escasez de agua potable y personas encamadas que no podían salir al hospital. Fue impresionante lo que vivimos en ese tiempo. Ahí comenzaron a bajar unos helicópteros y esas ayudas nos dieron esperanza”, rememoró Morales.

A pesar de las necesidades vivida en el País, el abuelo de Dyan prefiere ver la imagen y recordar esos tiempos como una aventura para poder identificarse con los sentimientos por lo que entiende tuvo que haber atravesado su pequeño nieto a tan corta edad.

Y es que asegura que el ver tantas figuras de autoridad aterrizando en helicópteros en misiones de ayuda fueron estampas que parecían sacadas de una película.

“Vinieron militares, paramédicos del ejército, los marines, FURA, la patrulla Fronteriza y toda clase de helicópteros impresionantes y sofisticados. Nunca había visto tanto movimiento oficial. Por decirlo así, me disfruté eso. Iba con mi hija, esposa y mis nietos. Fue una aventura dentro de la desgracia, fue algo diferente”, explicó Luis Antonio Salgado, quien en sus 53 años.

Es por esto que caminar por Plaza Las Américas y encontrar la imagen de Dyan Yael marcó aun más la vida de esta familia, ya que reconoce que es un momento histórico que quizás su nieto no recuerde cuando crezca, pero que podrán rememorar cuando le muestren la fotografía.

“Sabemos que cuando vea la foto preguntará qué fue lo que pasó en ese momento, y tendremos que sentarnos a explicarle por qué los soldados vinieron a ayudarnos”, dijo.