Aunque la labor no es fácil, admiten que genera una gran satisfacción

Ramonita Santiago, neoyorquina natural de Humacao, y Eugenio Ayala, nativo de Loíza, reconocen que sus vidas cambiaron luego de realizar labores humanitarias en Nueva York, tras el paso devastador de la súper tormenta Sandy, el 29 de octubre de 2012.

Ambos fueron parte de un grupo de 55 voluntarios boricuas activados por la Cruz Roja Americana, capítulo de Puerto Rico, para la operación de socorro.

“...como soy bilingüe, necesitaban a alguien que se pudiera comunicar bien con las personas, además, me crié allá y conozco muy bien el lugar”, dijo Ramonita, quien es trabajadora social de profesión.

“Fui para allá sin ninguna expectativa, pero al tener la oportunidad de ver de cerca el dolor de tantas personas diferentes, creo que mi vida cambió”, añadió.

Por su parte, Eugenio, un militar retirado, aseguró que jamás olvidará la experiencia.

“No cambio esa experiencia por otras que he tenido en mi vida. Pude ver el dolor ajeno de cerca y ayudar a las personas. Uno ayuda a estas personas sin esperar nada a cambio y después de todo, son estas cositas pequeñas las que cuentan en la vida”, aseguró el loiceño.

¿Qué los motivó a unirse como voluntarios?

“Yo estaba buscando trabajo pero también estaba buscando algo más. Ayudar al prójimo utilizando mis conocimientos y encontré lo que estaba buscando. Desde que soy voluntaria de la Cruz Roja siento que estoy usando mi vida bien”, indicó Ramonita.

Por su parte, Eugenio dijo que “estaba en la fila de una mega tiendas... y escuché a una persona que le preguntaba a otra qué iba a hacer ahora que se retiraba y la otra le dijo que se iba a unir como voluntario de la Cruz Roja. Como a mí me gusta la acción y el peligro, al otro día llamé, pasé por el segundo piso del Centro Médico y llené la solicitud para ser voluntario”.