Las expresiones de la gente, mientras ella miraba desde un escenario, lograron que nunca más se imaginara como espectadora.

La actriz Ángela Meyer quedó fascinada con las reacciones de las personas en momentos en que ella era ayudante de su tío mago Richardine II. Su primer acercamiento artístico fue a través de la magia. La productora forma parte de la tercera generación de una familia de ilusionistas. “Me picaban en dos, me levitaban, me ponían en una escoba, pero lo más que me maravillaba era ver la ilusión en las caras”, expresó.

“Desarrollé un amor grande por la magia, pero mucho miedo, tanto así que solo una vez hice un acto como maga en el Centro de Bellas Artes. Mi abuelo (Richardine) era muy grande dentro del campo de la magia y si algo fallaba no me lo perdonaría nunca”, añadió quien dejó de acompañar a su tío ilusionista tras una lesión.

Su próximo paso fue natural. Ella no tuvo que cuestionarse qué quería hacer al heredar el talento de su mamá, la fenecida actriz Margot Debén.

“Mi mamá me llevó hasta don Tommy Muñiz, quien me da la oportunidad no solo en la comedia, sino en el drama y hago mi primera novela, Historia de dos mujeres. Como éramos una familia de artistas, no fue descubrirlo, sino un continuar”, señaló la presentadora, de 66 años, sobre sus comienzos en la actuación, la que tomó un rumbo ascendente en telenovelas como Tomiko, El hijo de Ángela María y La herencia, y en programas como Jajá, jijí, jojó con Agrelot y el Show del mediodía.

De esa época, recordó las pasiones que provocaba con sus personajes de villana, papel que se ganó por su nariz “tan marcada, por no decir grande”. En una ocasión, le cayeron a carterazos en una tienda y, en otro momento, una enfermera le deseó la muerte. Para ella, estas reacciones eran el resultado de que el público se identificaba con las tramas y de que el talento prevalecía en la pantalla, contrario a estos días en que se impone el concepto de belleza. “No tenías que desnudarte ni tener cuerpo. No buscaban a niñas bonitas. El talento era prioridad”, comentó la actual presentadora de Aquí se habla de todo, de Puerto Rico TV.

Meyer es de las que cree en los ciclos, por lo que tiene esperanzas de que esta nueva generación de actores forme parte de una etapa distinta en la televisión local. “Quien tiene que sentar bandera es el canal 6. En los canales comerciales, los dueños no son de aquí y responden a quienes los compraron. Tenemos que mirarnos como industria para entrar a la competitividad del mercado internacional. ¿Qué tiene que pasar para eso? Tiene que haber inversionistas puertorriqueños”, dijo la intérprete de “Chianita”, personaje que atesora y que le permitió desarrollarse en el género que más disfruta: la comedia.

Sus preocupaciones

Después de desempeñarse como ayudante de mago, actriz, bailarina, productora y escritora, Meyer no piensa mucho en qué más hacer, sino en qué puede lograr para la clase artística y cuál será el rumbo de su país. “Quisiera que pensaran que hice lo indecible por mantener la clase artística que tenía necesidad de surgir”, señaló quien no tiene hijos.

Esa inquietud por una nueva generación de actores se refleja también en su preocupación por el Puerto Rico que viven los jóvenes. “Me preocupa la violencia, la pérdida de valores y la educación. Estamos viviendo en un país de miedo que no creo que la juventud se merezca”, comunicó.

Admitió que solo cuando perdió a su abuelo Richardine su visión de mundo cambió, convirtiéndose en una persona con deseos de dejar un legado y de aprovechar cada instante. Ella tenía 27 años. “Vivía en un cuento de magia. Mi abuelo era una protección. Cuando muere, vi que todo era diferente”, confesó al rememorar el doloroso episodio en que lo encontró sin vida.

“Empecé a ser otra persona más comprensiva, más compasiva y desarrollé una urgencia porque la gente entendiera que era importante ser un buen ser humano, quererse, porque perdí todo eso con la muerte de mi abuelo”, dijo.

“La política no me gusta”

Su vínculo por 14 años al Municipio de Bayamón como asesora de asuntos culturales, como empleada regular y ahora por contrato, no es sinónimo de que la artista se siente a gusto en el terreno político y muchos menos que le pase por la mente aspirar a una posición en el Gobierno.

Aseguró que su identificación pública con el Partido Nuevo Progresista se dio por casualidad en el momento en que alguien la llamó a una tarima sin previo aviso. “Los artistas tenemos una razón de ser. A mí, la política no me gusta para nada. No tengo esa piel. Creo que el artista no debe tener color, aunque como ciudadana creo que lo mejor es la estadidad”, dijo.

La actriz reconoció que su labor social está vinculada a las artes, por lo que nunca se ha planteado entrar de lleno a la política. “Es una constante agresividad y eso no me gusta. No quiero que me recuerden así. Quiero que me recuerden porque los hice reír y marqué un momento grato y no porque insulté a fulano o protagonicé un escándalo”, reaccionó.

¿Cree que en algún momento Puerto Rico será un estado?

Ojalá. Toda la vida va a ganar el PPD o el PNP. Tendría que pasar algo grande para que te saquen de ese estado. Ni siquiera el PIP es una opción porque cada día pierden adeptos y los jóvenes prestan su voto al estadolibrista o al penepé. Quisiera por la sencilla razón de que me pregunto: ¿cómo es que sabemos vivir?

¿A qué se refiere?

Si somos independentistas, explícame cómo vamos a ser autosuficientes. Explícame qué hacemos si nos sacan los $2,000 billones que manda Estados Unidos. Explícame cómo hacemos si la señora vive del mantengo. Te lo digo porque lo viví en el municipio. Si le quitamos todo eso a la gente, ¿de qué viven? A nosotros no nos hicieron autosuficientes, por la razón que fuera y no tiene que ver con partidos. No sabemos sembrar, no exportamos nada. Esa es mi preocupación. Si nos quitaran todo, ¿qué hacemos?