El paquete de medidas anunciado por el presidente Barack Obama que impediría la deportación de millones de inmigrantes fue tomado con alegría y cautela en el País. El contento porque es un alivio para miles de personas indocumentadas que viven en Puerto Rico; la reserva porque no es para todo el mundo y porque hay que alertar para que gente inescrupulosa no se aproveche de la necesidad de los inmigrantes.

El presidente del Comité Dominicano de Derechos Humanos, José Rodríguez, celebró la iniciativa de Obama porque “hacía 28 años que no se hacía un anuncio de esta índole”. “Esta orden lo que quiere decir es que los que vinieron de 2010 hacia atrás no son tarjeta para Inmigración”, dijo Rodríguez para explicar que quienes caigan en ese grupo no están en peligro de ser deportados.

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Como la comunidad de indocumentados siempre está en una posición de vulnerabilidad, el líder dominicano advirtió que deben tener precaución “porque van a aparecer muchos listos que le van a pedir cantidades exhorbitantes de dinero para regularle el estatus”.

“Sobre todo los que están fuera (en República Dominicana), que no se arriesguen a venir aquí en yola porque no les aplica”, exhortó al añadir que también deben ser cautelosos con supuestos gestores. “El llamado es a que no se dejen engañar. El Departamento de Estado tiene una oficina de ayuda al inmigrante; no se desesperen porque todavía ni se sabe cuántos y cuáles documentos van a pedir”, expuso.

El sacerdote haitiano Olin Pierre, párroco de la iglesia San Mateo en Santurce, esperaba más, “pero algo es algo”. Al padre, quien trabaja de cerca con inmigrantes, le preocupan “los demás”, los que no entran en la ventana de los cinco años.

“Además, no es una residencia, es temporal, después qué va a pasar”, se cuestionó refiriéndose a que las medidas no permiten la naturalización ni dan derecho a permanecer en territorio estadounidense de manera permanente.

Al igual que Rodríguez, el religioso entiende que ahora hay que empezar a ofrecer orientaciones para evitar falsas expectativas y alejar la posibilidad de fraudes contra inmigrantes. “La gente lo que busca es trabajo, ¿quién no quisiera vivir en su país? Vamos a luchar para que puedan ser más”, manifestó.

En Puerto Rico, según cálculos de Rodríguez, hay más de 350 mil dominicanos de los que estima se pueden beneficiar unos 80 mil. “Voy a plantearle al secretario de Estado (David Bernier) que se busque un lugar para dar orientación, pero vamos a estar educando”, adelantó.