Cynthia Reyes llegó con unas amigas a las 10:00 de la mañana a Plaza del Sol para aprovechar los especiales de la venta del madrugador porque está convencida de que la computadora que quiere no la va a poder conseguir más barata en otro momento.

Además se forma un buen vacilón en la fila y comparte con sus amigas, dijo.

"La computadora que quiero hay 20 disponibles. Yo tenía que llegar temprano para estar en esas 20", afirmó a un lado de la fila frente a la megatienda Walmart donde una decena de guardias de seguridad custodiaban a las personas.

La joven de 18 años y estudiante de cuarto año de escuela superior estaba en medias y se acercaba a una verja donde sus familiares más temprano le hicieron llegar pavo, arroz con gandules y hasta pasteles. En la tarde le llevaron "cositas de tomar".

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"Claro que vale la pena. Por la mañana hacía mucho calor pero ahora ya no", dijo al tiempo en que reconoció que la fila y la larga espera no es apta para todo el mundo y que ella la puede hacer porque es joven y no tiene más compromisos.

Igual que ella eran muchas las personas que se acercaban a las vallas y verjas para entregar comida a los que hacían fila, como si se tratara de un campo de detenidos.

Aunque las autoridades amenazaron con  intervenir con los padres que llevaran a menores de edad a esperar en las filas, Primera Hora pudo observar que algunas personas se acercaban a la verja para hablar con sus hijos. Una niña corría feliz en su bicicleta por el estacionamiento del centro comercial mientras su madre hablaba y hablaba por el celular.

De otro lado, Mayra Rodríguez se quejó de que solo había dos baños portátiles a diferencia de otros años cuando ponían seis. También protestó porque si una persona se sale del perímetro delimitado por las verjas y vallas de metal, no le permitían volver a entrar.

La que no se quejaba para nada era Virginia Cuadrado Colón de 60 años quien llegó con su esposo y estaba de lo más bien acomodadita en unas sillas de playa compartiendo con otras personas que acababa de conocer. Dijo que llegó a las 5:30 de la tarde y que estaba encantada de hacer nuevas amistades y vacilarse el asunto.

La mujer pensionada expresó que había almorzado con sus familiares y hasta fue a casa de un allegado antes de sentarse a esperar y entre la lista de mercancías que interesaba comprar el primer lugar era para in televisor de 50 pulgadas y una batidora.

"Estamos aquí de show", aseguró.

Valeria Pérez de 22 años dejó a su hijo con un familiar y desde las 5:30 también esperaba paciente junto a su esposo en sus sillas de playa también, con un vaso de Hello Kitty lleno de sangría.

La mujer indicó que venía para comprar una tablet.

"Por lo que me voy a ahorrar vale la pena. Esa tablet nunca la había visto tan barata. Y vine ayer a chequear cuántas había y me dijeron que hay muchas", indicó.