En el complejo escenario que se percibe en los refugios, se destaca la historia de aquellas personas que están enfermas, viven solas y que tienen el temor de enfrentar un fenómeno atmosférico como el que representa el huracán Irma.

Este es el caso de Richard Rivera García, un envejeciente que llegó esta mañana al refugio ubicado en la escuela Isidro A. Sánchez, en Luquillo, a instancias del personal de Manejo de Emergencias del municipio, quienes le advirtieron la peligrosidad que corría si se quedaba en su casita de madera localizada en el sector Fortuna Playa.

“Yo me vine para acá porque me lo pidieron la gente de la alcaldía y me dijeron que si no lo hacía la policía me podía arrestar, pero honestamente no me siento cómodo porque yo soy una persona obesa, con condición de apnea del sueño y necesito estar acostado. Y, mírame,  estoy aquí solo, llevo ocho horas sentado y ya no puedo más”, dijo ansioso el caballero de 69 años que debido a su peso no podía recostarse en un catre, como el resto de los refugiados.

Su pedido al personal de la Administración de Vivienda Pública y a los coordinadores de refugio del municipio, era que lo relocalizaran en un hospital antes que las condiciones climáticas se complicaran.

“Me dijeron que iban a ver si me podían llevar al CDT (Centro de Diagnóstico y Tratamiento) de Río Grande… espero que sí porque necesito oxígeno 18 horas al día y ya llevo ocho sin ponérmelo”, denunció quien se transporta en silla de ruedas.

Ante su denuncia llegó personal de Manejo de Emergencias Estatal para entrevistarlo y analizar si podían trasladarlo a una clínica.

“Vamos a consultar su caso para saber si podemos moverlo a una facilidad médica… otra opción es traerle una camilla que aguante su peso porque es paciente de obesidad mórbida”, dijo el paramédico Gamaliel Olmeda sobre el hombre que dijo tener un peso de 340 libras y condiciones de presión alta y diabetes.

Mientras Víctor Díaz, empleado de la administración de Vivienda en la región de Fajardo, indicó que al filo del mediodía los refugiados en el plantel sobrepasaban las 70 personas.

“Tenemos mucha gente mayor y algunos niños…también han llegado nueve perritos con sus dueños”, expresó Díaz.

Mientras en Fajardo, el alcalde Aníbal Meléndez, indicó que el número de refugiados era cercano a 60 personas, casi todos residentes de zonas vulnerables como el sector Maternillo.

“Tenemos una situación que nos preocupa y es un matrimonio de gente mayor que viven en Isleta Marina (un islote residencial al que sólo se llega en embarcación) y no quieren salir de allí… son personas que no entienden la peligrosidad de este asunto”, dijo Meléndez quien coordinaba junto a la Primera Dama, Diana Méndez, tratar de forzar la salida de los residentes a través de la Policía.

De otra parte, en Río Grande, el alcalde Ángelo Cruz, coordinaba cercana a las 2:00 de la tarde, cuando fuertes ráfagas se sentían en la zona el desalojo forzoso de residentes de Hacienda Las Lomas, la comunidad en la que hace dos años un deslizamiento de terreno casi deja en el vacío a un puñado de casas.

“Fuimos con la policía y removimos a todo el mundo. Les dijimos de buena forma que no queríamos aplicar la ley y que nuestro interés primordial es que ninguno de ellos muera”, dijo el alcalde al explicar que algunos residentes se fueron a casa de familiares y otros a los dos refugios que tienen habilitado el municipio donde al momento han llegado 30 personas.

De otra parte, Cruz indicó que cercano a las 3:00 de la tarde se habían caído múltiples árboles y tendidos eléctricos en las zonas rurales de Ceiba, un asunto que aseveró le preocupa, pues las ráfagas fuertes del huracán Irma todavía no han afectado a la zona.

“El evento no ha pasado por Ceiba y ya ha tumbado muchos árboles en áreas como Chupacallos, Cielo y Río Abajo. Aprovecho para decirle a la gente que, por favor, no salgan de sus casas. Estas no son fiestas patronales para estar para arriba y para abajo. ¡Bendito sea Dios!”, dijo el alcalde.