Lajas. En la sequía o en la lluvia, no importa cómo esté el cielo, para los ganaderos del suroeste del país, existe un contraste en lo que refleja el sistema de medición meteorológica -que utiliza el Monitor Federal de Sequía- con las pulgadas de agua que ven sus tierras caer. 

La sequía moderada ha afectado a cerca de cinco mil reses, que se han quedado sin forraje para alimentarse, reflejando bajo peso y hasta la muerte.  

Muchos agricultores han tenido que vender a muy bajo costo el ganado (por estar “inmaduro para la venta”) como medida preventiva para no perder todas las cabezas de sus fincas. 

El presidente de la Asociación de Productores de Carne de Res del Suroeste de Puerto Rico,  Francis Pérez Riveiro, asegura que  en este momento la ayuda de hasta  $1,000 que ofrece el Departamento de Agricultura para adquirir alimento procesado no resuelve el problema de desnutrición y muertes en las reses del país. 

Consciente de que el gobierno local no cuenta con más presupuesto para ayudas, el líder de ganaderos busca que la oficina del Monitor Federal para Sequía cambie la manera en que mide la precipitación pluvial en esta zona.

“Mientras no alcancemos una crisis más aguda, el gobierno federal no nos va a ayudar”, dijo, al recalcar  que “el Monitor Federal no está obteniendo información que represente la realidad en que se vive en el campo, porque su estación de monitoreo oficial está enclavada en la estación experimental de Lajas y el patrón  de lluvia que cae allí no es el mismo que experimenta el barrio Plata en Lajas”.

En una reunión de la junta del Fondo para el Fomento de la Industria de Carne de Res, celebrada este pasado jueves, Pérez Riveiro solicitó a su matrícula un voto favorable para gestionar el cabildeo ante la Oficina de Agricultura Federal con miras a que el Monitor de Sequía utilice la estadística que reúnen otras agencias de gobierno en sus sistemas de medición meteorológica.

Según dijo, en esta área hay agencias federales, como Fish & Wild Life en Cabo Rojo, NOAA en Lajas, y el Servicio Forestal Federal en Guánica,  que también recogen data sobre precipitación pluvial en la zona, y que podrían aportar con información confiable para determinar cuán severa puede ser la sequía que se refleja. 

La directora de la Región de San Germán en el Departamento de Agricultura, Lissette Rodríguez, dijo a Primera Hora que entiende que esos esfuerzos están ya encaminados a nivel federal.

De otra parte, destacó que “la secretaria (de Agricultura, Myrna Comas), en el afán de ayudar a los agricultores,  ha firmado tres órdenes administrativas desde mayo, de hasta un tope de $1,000.00 para el alimento procesado, que no sustituye al heno, pero es un complemento para ayudar al ganadero y al que tiene pequeños rumiantes como lo son cabros y ovejas”.

El último día para solicitar estas ayudas fue precisamente el jueves, y hasta el lunes, no se tendría un estimado del total de las ayudas solicitadas, acotó Rodríguez.

Para el agricultor Luis Danilo Rodríguez Cruz, con finca en el barrio La Plata en Lajas, la sequía significó la pérdida de al menos 30 reses por desnutrición.

El oasis natural que mantiene en su finca, y que abarcaba más o manos una cuerda de terreno, se ha secado. Sus reses tienen que literalmente meterse de cabeza dentro del pozo para abastecer su sed.

El cuento de la cigarra y la hormiga

Por su parte, el presidente de la Asociación de Agricultores de Lajas, Georgie Ferrer Graniela, señaló que es importante anticipar tiempos de sequía y adoptar  acciones preventivas, tomando en consideración  el tamaño de la finca y la demanda de agua.

Eso fue lo que hizo su padre, Georgie Ferrer Asencio, hace más de una década cuando cavó cinco lagos en los predios de la finca Western Hay Farm, contigua a la carretera  PR-116, donde produce forraje y ganado de carne, entre otros productos agrícolas.

“A corto plazo, resuelve un poco el alimento para el ganado y el heno. Pero eso (la ayuda) sería cada vez que ocurre una sequía. Si queremos remediar a largo plazo, yo recomiendo que cada finca tenga un lago receptor de agua, que le puede servir, tanto para riego para la finca, como para agua para ganado e incluso, en caso de un fuego, para que los bomberos se suplan del agua de la misma finca y apaguen el fuego en cuestión de minutos”, dijo Ferrer Asencio.

Ambos empresarios colocan en una balanza lo que le cuesta al gobierno en incentivos para remediar a corto plazo un problema de sequía, versus utilizar ese mismo dinero para cavar un lago receptor de agua, que –a su entender- resolvería el problema a corto y mediano plazo. 

Aunque para el licenciado Pérez Riveiro los lagos no son representan  una alternativa real para todos,  los Ferrer aseguran que para que esta alternativa sea exitosa, el tamaño del lago debe ser en proporción al área de la finca y sus demandas de agua, concluyó el empresario agrícola.