Más allá de la nostalgia que provoca pasear por los centenarios pasillos del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR), los ex alumnos de esa institución ayer estuvieron llamados a integrarse para buscar soluciones a la difícil situación económica que se vive allí y en la Isla.

Al celebrar el 111 aniversario de la UPR en la actividad “De vuelta a la IUPI... con sabor a cultura”, no se podía ignorar que -además- de los logros de cada facultad hay urgencia de trabajar y aportar en conjunto para evitar que se desprestigie el primer centro de educación del País.

“En este contexto me parece que es una oportunidad para poner en valor a la Universidad de Puerto Rico.... (y para llevar el mensaje a los ex alumnos) de que necesitamos su apoyo para que generaciones por venir puedan seguirse beneficiando y formándose para contribuir al País y el mundo”, dijo la rectora interina Ethel Ríos.

La funcionaria afirmó que lo más importante en este momento histórico, en que además se discute un posible aumento en la matrícula, es la transparencia y poner toda la información “sobre la mesa” para que la comunidad universitaria pueda abrirse al diálogo y proponer soluciones.

“Yo estoy esperanzada de que se puede hacer”, aseguró.

Por su parte, la presidenta de la Asociación de Ex Alumnos Isabel Landruá, dijo que antes de abril presentará a la rectora y al presidente Uroyoán Walker un plan de trabajo a corto y mediano plazo para ayudar en el manejo de la UPR, gracias a un foro que se celebró en octubre pasado, precisamente con graduados.

“La Universidad está pasando por una crisis y el ex alumno no es tan solo la persona que viene a aportar económicamente, sino que si se sabe convocar, puede traer ideas”, afirmó Landruá.

El encuentro también buscaba ser incentivo para los futuros estudiantes a través de talleres, obras con marionetas, relato de cuentos y exhibiciones de las diversas facultades que incluían experimentos, robots y animales disecados.

Por lo menos en Diana Coral de 10 años y Luis Joel Colón Cruz, de cinco, parecía funcionar. La mamá de ambos, Diana Enid Cruz Amador, los miraba complacida mientras ellos cortaban papel para formar la silueta de un gallo, mascota de la Universidad.

“Me gustaría estudiar aquí. Ya he venido algunas veces y hoy (ayer) me gustó mucho la exposición de los egipcios (que forma parte de la salas permanentes del Museo)”, relató la nena.

“Yo quiero que ellos desde ahora sepan que pueden llegar a lo más alto a nivel de sus estudios, y que siempre tengan la IUPI como el punto de referencia”, afirmó Cruz Amador quien luego suspiró largamente antes de indicar que los egresados de la UPR tienen la “preparación, la capacidad”, pero no se está sacando el mayor provecho de ese conocimiento para enderezar las arcas públicas.

Otro incentivo fueron los conciertos con estudiantes de las escuelas laboratorio que interpretaron temas de jazz, música popular y piezas clásicas. La fiesta cerraría con el acto artístico de Andy Montañez.