Hay quienes se cuestionan cuál es el propósito de la Ley Seca, alegando que si lo que se persigue evitar es que la gente beba, no lo logra. Sin embargo, sí afecta a los pequeños negocios y restaurantes que -contrario a los hoteles- no pueden ofrecer bebidas a sus clientes, aunque no caiga ni gota... de agua.

No hay un horario fijo para decretar la Ley Seca. Depende de la emergencia.

En el caso de la tormenta Bertha, comenzó a las 2:00 de la madrugada del sábado y finalizó a las 8:00 de la noche del mismo día.

Solo hay que visitar un supermercado para ver cómo los consumidores llevan el carro abarrotado de agua y productos de primera necesidad, pero también de ron, cerveza, licores y todas las mezclas.

“En Mayagüez, llovió una hora. Con la Ley Seca hay que ver varias cosas. La gente, aun así, en su casa bebe. Compra licores. Las ventas de licores en el supermercado, seguramente no baja”, dijo el economista José Alameda.

“Lo que se afecta son las barritas, los colmados, los pubs y los restaurantes. La Ley Seca no es para tomar en el exterior, pero si estás en la casa te puedes hartar”, aseguró.

La comunicadora Wilda Rodríguez, quien administra el restaurante Las Tías en Ponce, tuvo que cerrar al no poder ofrecer vino con la comida.

“La gente no le tiene respeto al Gobierno y abren clandestinamente. Se encierran y la gente se emborracha. De todas maneras van a beber y a emborracharse...”, dijo Rodríguez.

Indicó que lo que se logra es aumentar la venta de bebidas alcohólicas: en los “liquors stores”, los colmados, supermercados y en los grandes “ outlets” de comida y bebida.

“Entonces, ¿qué logran? Absolutamente nada. No le permiten a nadie, fuera de los hoteles, vender bebidas. Aquí por ejemplo, en Ponce, tengo turistas que no salen de la ciudad pero donde único pueden beber es allá (en un hotel). Yo tengo que cerrar, porque realmente un sitio como el mio, un restaurante pequeño, boutique, donde es una comida fina que se acompaña con vino, cuando tú no lo puedes hacer, realmente no vale la pena”, dramatizó la periodista.

“La gente dice: ‘Ah, pues yo quisiera tomarme un vinito con esto’. Entonces no vale la pena abrir. No vale. Entonces pierdes tu día. ¿Cuál es el propósito?, porque no lo están logrando”, cuestionó.

Mencionó que la gente se queda en su casa y bebe. “Dicen que no salgan, se reunen en otras casas. Salen en su carros. hacen una fiesta. Tienen un motivo para beber mucho porque compran muchas bebidas”.

Rodríguez, quien también es la chef de Las Tías, comentó que cuando se prohiben las cosas, pasa como con todo, son las que más atraen a la gente.

“Creo que la gente bebe más en día de tormenta que en días normales”, afirmó.

“Además, que hay un prejuicio envuelto. La gente no puede beber en un chinchorro pero puede beber en la barra de un hotel, para no afectar el turismo. Pero la gente va a beber de todas maneras. No les están impidiendo beber”, acotó.

Según Rodríguez, el propósito de la Ley Seca es uno perdido y que la realidad de Puerto Rico, es que hace daño en varios frentes: por los negocios que no pueden abrir; por los negocios que pierden dinero; por el exceso de consumo de bebidas alcohólicas y en compra de bebidas.