Cuando era pequeña y durante los años que pasó sus vacaciones de Navidad en un internado con monjas, Josefa Fosati Rincón fantaseaba con que su padre por fin llegaría desde Puerto Rico a rescatarla, pero eso nunca pasó.

Incluso, alguna vez en esos años juveniles llegó a “tomar prestado” algún detalle o una figurita para mostrárselas a sus compañeras de internado y decirles que era un regalo de su papá, que  se lo había enviado, aunque no era cierto.

La verdad era que desde que tenía 3 años su familia en Andalucía, España, no volvió a verlo.

Ahora, a sus 49 años, Pepa, como la conoce casi todo el mundo, viajó por primera vez a Puerto Rico en una misión que sabe es prácticamente imposible: encontrar al hombre que la engendró.

“Lo que sé de él es muy poco: que se llama Alberto Gallardo, que era marino mercante y que conoció y compartió con mi mamá María Fosati Rincón en Cádiz, hasta que yo tuve como 3 años”, afirmó.

Desafortunadamente, no conoce el segundo apellido, su fecha de nacimiento, no tiene una dirección, y las únicas dos fotos suyas, tomadas en el área conocida como San Juan de Dios en Cádiz, y que eran su mayor tesoro, se las rompió una ex cuñada en medio de una discusión.

“Mi hermana mayor (por parte de madre) es la que se acuerda de él y me cuenta algunas cosas. Siempre me decía que era un hombre alto, de buen porte, muy guapo y que le gustaba vestirse de blanco”, afirmó Pepa.

Aunque es probable que ninguna de esas pistas la ayuden a dar con su progenitor, espera que si alguien lo conoce o tiene alguna pista, se comunique con ella al correo electrónico pfossatty@gmail.com

“Yo no he tenido una vida fácil, pero siempre me consolaba sabiendo que mi padre estaba por allí en algún lado... yo solo quiero verlo”, dijo emocionadísima sin poder contener las lágrimas.

Otro dato, aunque impreciso, es que su papá tenía al menos otra hija mayor que ella y quien residía en Puerto Rico.

Aunque Pepa acudió al Registro Demográfico, le dijeron que necesitaba la fecha de nacimiento, el segundo apellido de Alberto Gallardo, así como un documento legal, para poder ayudarla.

Pero Pepa asegura que si pudo venir fue porque su hija le regaló el pasaje.

Entre los gastos presupuestados no estaba el de un abogado, por lo que pidió asesoría y el abogado que la atendió le dijo que era improbable encontrarlo;  le anticipó que los trámites “costaban muy, muy caros”.

“Si no lo encuentro por lo menos puedo decir que me llevo la esencia de esta tierra que también es una parte de mí... pero de veras quisiera conocerlo. No sé qué le diría, si me voy a desmayar, si lo voy a abrazar, si le voy a reprochar, la verdad es que no sé cómo reaccionaría, pero sí sé que es lo que más deseo en la vida”.