ADJUNTAS.- Cuando entró el camión de la Reserva del Ejército al pueblo, rápido se corrió la voz.

Varios carros se detenían frente al Coliseo Rafael Llull Pérez, de Adjuntas y algunos preguntaban con tono de esperanza si habría allí alguna repartición de ayuda tras el paso del huracán María.

Pero un letrero en el portón decía: “No se entregará ningún suministro en estas facilidades”.

Sin embargo, el mensaje no fue suficiente para detener a Alejandro Plaza, de 57 años. Vive solo con su hijo de 11 años y su hija de 10, y ya no podía aguantar más con no tener nada para darles de comer.

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“Vengo del barrio Vegas Arriba, pero el asunto es que allá arriba no está llegando absolutamente nada”, expresó Plaza. “Nosotros tenemos que buscar la forma de venir acá o ver si aparece algo”.

“No hay forma de comunicarse. A mí me interesaría que usen los medios, como las guaguas (con altoparlantes) que usan para la política… que las usaran para informarle a los barrios que estén pendientes cuándo van a suministrarle algún tipo de alimento”, agregó.

Obviando el aviso, Plaza llegó hasta William Pérez, director de Recreación y Deportes de Adjuntas, quien supervisaba el recibo de la carga entregada por los militares.

Aunque Pérez le recordó el método de distribución que llevaban a cabo, no tuvo corazón para rechazarlo y dejó que se llevara dos cajas de alimentos pre-preparados.

“Rápido que recibimos las ayudas, las sacamos en un camión 350, más dos pickup adicionales, para ir a los campos donde la gente no ha podido llegar al pueblo”, explicó Pérez. 

“La gente que está cerca puede llegar a las pizzerías, a los chinos… (pero) hay gente mayor y no han logrado llegar al pueblo”, agregó.

Plaza se fue aliviado con la comida para varios días, pues la repartición de hoy era otros sectores: Liamní y Castañer. Su comunidad tendría que esperar a otro día.

Según Carlos Pagán, director de manejo de emergencias de Adjuntas, a más de dos semanas del huracán, todavía hay sectores - como Guayabo Dulce, Sector Las Minas y Tanamá - donde tienen que llevar los suministros a pie, pues todavía siguen las labores de despejar los caminos.

Este mismo escenario lo ha vivido en pocos días el sargento Nicolás Cruz, de la compañía 432 de transporte de la Reserva del Ejército en las misiones de entrega que ha tenido en distintos puntos de la Isla.

Hoy entregaron 16 paletas con 576 cajas de cenas preparadas. Estas se suman a entregas previas de la Reserva del Ejército de 133,632 comidas; 139,200 botellas de agua y 110,888 galones de combustible.

“La reacción es un poco fuerte. Ves cómo salen sonrisas de sus caras y cuando dicen: ‘qué bueno, por fin vamos a recibir algo’, expresó Cruz, quien confesó que en estas circunstancias para los soldados es más complicado ocultar los sentimientos.

“Es difícil no mostrar lo que uno siente porque ves sus caras de alegría y eso te hace sentir más contento y te da satisfacción de que estás haciendo algo bueno para ayudarlo”, agregó.

Así vieron a Plaza irse con las dos cajas que colocó en el baúl de su viejo Suzuki, donde esperaban sus hijos.

“A hora mismo me quedé sin dinero, no tengo comida y por lo tanto bajé un momentito por si acaso en esta área tenía la oportunidad de recibir algún beneficio o comprita”, dijo Plaza.

“Por lo menos esto me da para unos días”, manifestó.

Plaza es uno de varios beneficiarios del PAN que denunciaron que no podían usar la tarjeta del programa. Por un lado, en Adjuntas todavía no hay luz ni conexión telefónica, porque todas las transacciones tienen que ser en efectivo.

Por otro, según Leonardo López, del barrio Guilarte, “no han depositado nada del PAN. Y oí en las noticias al secretario de prensa del gobierno diciendo que ayer iban a depositar los cupones y nada. No han depositado”.

“La poquita gasolina que tenía la tuve que gastar para ir hasta Ponce, para que me dijeran que no había nada en la tarjeta”, afirmó.