Lajas.- Cualquiera en estos días daría lo que fuera para que alguien entre en su patio y se ponga a cortar el pasto sin cobrarle. ¿Cómo no? Sírvase el que quiera.

Pero este no es el caso de Harry Ramírez Zapata, quien en días pasados sorprendió a un individuo dentro de sus predios cortando el pasto y lo corrió hasta que el hombre se montó en su vehículo y se fue al escape.

Hay quien pasaría por alto este incidente pensando que fue un evento sin importancia. Pero en el caso de este agricultor, cuya finca en el Valle de Lajas se dedica a la producción de forraje, viene a ser un delito, porque precisamente se estaban robando un producto. Peor aún, en época de sequía se considera un producto de escasez y prioridad para la cadena alimenticia.  

“El sábado me estaban robando pasto de mi finca”, advirtió el agricultor, señalando que “brincaron la verja y se metieron cincuenta pies adentro para cortar pasto. ¡Imagínate cómo está la sequía!”, exclamó.

Sucede que con la sequía los pastos han mermado de tal forma, que no hay para producción. En algunos lugares, no hay pasto ni siquiera en las orillas de la carretera, donde en ocasiones se puede ver a los dueños de caballos y de cabros “haciendo servicio público”, porque se paran para cortar el pastizal que se supone Obras Públicas elimine para dar mantenimiento a las vías del país.

Menos de dos pulgadas de lluvia cayeron en el Valle de Lajas en la última semana, según advirtió el agricultor, quien aunque no reportó el robo a la autoridades, asegura que esta sequía ha dejado flacas a las vacas de su finca y ahora tiene que recurrir al sistema de riego para mantener el forraje que produce, tanto para la venta como para el propio consumo de su ganado de carne.

“Yo le grité a la persona y cuando vio que yo venía se montó en el carro y se fue. Era una sola persona, pero ha sucedido en otras ocasiones”, abundó Ramírez Zapata, propietario de la  Hacienda La Paz, dedicada a la producción de forraje, cabros, ovejas y ganado de carne, en la carretera 117 km 8. 

Según dijo, otra finca que compró en la carretera 324 en La Parguera, se quedó esperando por las lluvias de Mayo y para colmo le vienen a robar el poco pasto que le queda.