Mayagüez. “Preciosa, inteligente y amorosa. Era una artista innata que amaba aprender”.

Ese es el conmovedor recuerdo de los familiares de la niña Oceana Irizarry, quienes lidian ahora con la pérdida de la pequeña y cómo seguir la vida luego del trágico desenlace del accidente de la avioneta que se estrelló el domingo en la playa Caspersen en Florida, EE.UU.

Ayer su madre, Rebeca Irizarry-Power -viuda del soldado boricua Ommy Irizarry, quien murió también cuando la avioneta intentaba hacer un aterrizaje de emergencia- hacía los arreglos para la donación de órganos de la pequeña de nueve años, quien murió el lunes en la noche tras ser desconectada de las máquinas que la mantenían con vida en el hospital pediátrico All Children’s en Florida.

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Según Marilyn Acevedo, portavoz de la familia, la viuda está destrozada por la pérdida de su esposo y su hija mayor, fruto de una relación que comenzó hace nueve años cuando se conocieron mientras servían en el ejército de los EE.UU. en Irak.

La madre del sargento, Isabel Medina, permanece en Florida acompañada de su otra hija, la doctora Ileana Irizarry, quien -según Acevedo- les mantiene informados.

“A la hermanita (Ava, de seis años) y al hermanito (paterno, Ommy Isaí, de 12) les preparan para informarles (de sus muertes), porque hasta hoy (ayer) ellos no lo saben”.

Aquí en Puerto Rico, aunque la familia parece estar todavía en negación por la repentina tragedia, a la entrada de la residencia en la calle Carrero en el sector El Maní habían colocado un cartel con un corazón que dice: “Oceana, vives en nuestros corazones”. Bajo un lazo negro también hay unas palabras para el primo que dicen: “Te amamos, nunca te olvidaremos”.