Juseph Matos Andino, de 11 años, esperaba ansioso junto a sus tres hermanos lo que para ellos serían los únicos regalos que recibirían este Día de Reyes.

El mayor de la cría no esperaba a los tradicionales Reyes Magos en su hogar, en el residencial El Prado, pero sí en la actividad que anualmente organiza la Asociación de Residentes Gladiolas Renace y que, por segundo año consecutivo, tuvo lugar en los predios de las oficinas centrales del Departamento de la Familia, en la avenida Barbosa, en Hato Rey.

Juseph, cuya familia fue realojada tras la implosión de Las Gladiolas en verano de 2011, tenía en su lista de peticiones un Nintendo DS y una consola portátil PSP. Y aunque desconocía qué presente recibiría hoy, su rostro no dejaba de irradiar ilusión.

Mirta Colón Pellecier, líder comunitaria de Las Gladiolas, explicó que, en años pasados, se repartían obsequios a todos los niños y niñas que llegaran a la actividad. Sin embargo, en esta ocasión, solo tendrían regalos seguros para 90 menores, cuyas familias regresarán al residencial una vez se complete la construcción.

De acuerdo con Colón Pellecier, la Asociación de Residentes Gladiolas Renace enfrentó varios obstáculos para la realización de la actividad y la compra de los juguetes.

“Lograr efectuar esta actividad no fue tarea fácil, hicimos las gestiones anticipadas para llevar a cabo con éxito nuestra actividad. No obstante, cual sería nuestra sorpresa cuando el pasado viernes 9 de noviembre de 2012 recibimos una comunicación telefónica que informaba que de parte del Municipio de San Juan no habría juguetes para los niños de nuestra comunidad”, explicó la líder comunitaria.

Acercamientos a la oficina de la entonces primera dama, Lucé Vela, y a la alcaldesa entrante de San Juan, Carmen Yulín Cruz, también resultaron infructuosos, precisó.

Sin embargo, “contra viento y marea” y gracias a las aportaciones de las organizaciones sindicales Central Puertorriqueña de Trabajadores y la Unión Independiente de Empleados del Banco Gubernamental de Fomento se pudieron adquirir los regalos.

“Nuestra comunidad agradece profundamente este gesto de generosidad y desprendimiento de parte de estas uniones obreras”, expresó Colón Pellecier.

Por su parte, Luis Ruano, de 20 años, decidió acudir al evento no solo para que su hijo, Johnnyel Rauano Torres, de 2 años, y su hijastra, Joisliany Fernández Torres, de 8, disfrutaran de los regalos, la música y los inflables, sino para apoyar a la comunidad en la que nació y se crió.

“Yo me acuerdo los artistas que iban (a Las Gladiolas) a cantar en Navidades. Son experiencias inolvidables. La pasábamos bien”, recordó con nostalgia el joven.

Ruano, quien se encuentra desempleado, admitió que estas Navidades tuvo que sudar la gota gorda para que sus hijos recibieran regalos.

A su lado, Joisliany permanecía ajena a la conversación.

La pequeña dijo a este diario que esta mañana encontró bajo su árbol de Navidad un juego de sábanas de Hello Kitty, un juguete 3D, una máquina de barro y tres juegos de Wii.