Nunca ha tenido dudas. Pero, hoy más que nunca, Luis Javier Pérez puede dar fe de que los milagros existen.

Y, es que, después de ver las condiciones en que quedó la carrocería del auto Nissan Versa con el que se presume que fue arrollada su esposa Mayra Elías, se le hace increíble creer que la tenga con él.

“Es que es difícil de explicar. Obviamente, hay mucha reflexión, pensando por lo que pasó Mayra, y a la misma vez me aferra más a la fe, porque si eso fue lo que pasó, por como se ve el carro, Mayra es un milagro”, dijo, apretando los ojos para no llorar, sobre el momento cuando vio las espeluznantes imágenes.

La reacción en su hija pequeña, de 15 años, fue similar. “A la chiquita se le hace difícil creer que lo que vio en el carro fue causado por mamá. Es que es difícil creerlo”, comentó minutos antes de visitar a Mayra en cuidado intensivo.

El vehículo color blanco fue identificado el martes en la urbanización Santa Rosa, en Bayamón. Le faltaba el espejo retrovisor del lado del conductor, tiene el cristal delantero roto y el bonete doblado. Al parecer, permaneció guardado en la marquesina con el número de tablilla cubierto.

Se estremeció

A Jorge Rivera, otro de los tres corredores heridos, se le pusieron los pelos de punta cuando vio las fotografías. Fue como remontarse a aquella fatídica mañana del 22 de septiembre.

“Fue impresionante. No me imaginaba que el cantazo había sido tan fuerte y me pregunto cómo esta persona pudo haber guiado hasta su casa con el vehículo así y que nadie haya visto nada”, comentó el fondista que resultó con golpes en una pierna y un brazo.

Ana María Rivera Arenas, la otra corredora herida y quien practicaba para el maratón de Nueva York, no ha parado de agradecer el que cada uno de ellos esté vivo luego de ver la magnitud del impacto, si es que finalmente se confirma que ese fue el auto que los embistió.

“Estamos superagradecidos cada día que pasa de haber sobrevivido a esta experiencia... estamos aquí vivos y recuperados y, Dios mediante, Mayra va a salir adelante”, dijo la atleta.

“No tengo resentimiento, porque al final del día, sea por la ley de nosotros o la ley de Dios, tendrá que responder. No me corresponde juzgarlo, sino a Dios, pero me siento más tranquila”, agregó Rivera Arenas, quien resultó con laceraciones en el rostro y con un ligamento desgarrado en la rodilla.

Rivera Arenas y el otro corredor, Jorge Rivera Bujosa, opinaron que, si tal como se investiga, el vehículo fue escondido de forma intencional por la persona involucrada, eso demuestra la falta de valores por la que atraviesa la sociedad. “Me siento bien decepcionada al llegar a entender la ausencia de valores. ¿Dónde quedó la compasión? Es bien difícil y triste creer que a esto estemos llegando”, lamentó la mujer.

“Estoy bien ansioso por ver quién es la persona. Si ese es el carro, van a tener que explicar muchas cosas. Y cómo un padre le guarda algo así a un hijo, qué ejemplo moral le está dando al pueblo”, comentó, por su parte, Rivera Bujosa, en referencia a que como parte de la investigación ha salido a relucir que el que manejaba el carro era el hijo de la propietaria del auto.

Sigue la investigación

Ambos atletas acudieron ayer al Instituto de Ciencias Forenses (ICF), donde se les recolectaron cabello y saliva para fines de prueba de ADN. El resultado será comparado con los rastros de tejido, sangre y cabello que se hallaron en el auto.

La directora del ICF, María Conte, precisó en declaraciones escritas que “estamos analizando evidencia biológica hallada en el vehículo para compararla con las muestras de referencia... Estaremos trabajando durante el fin de semana para completar los análisis a la brevedad posible”.

Mientras, la Policía entrevistó ayer al hijo de la propietaria del vehículo, quien se presume que era el que conducía al momento del accidente. La Uniformada hizo lo propio con la mujer el martes en la noche, luego de la ocupación del auto.