Stefano Steenbakkers Betancourt siempre decía que quería vivir 100 años… y posiblemente sobrepase esa edad al sumarse los años que dará vida a otros a través de sus órganos.

Su madre, Zorimar Betancourt, vivió ayer el milagro de conocer al ponceño Edwin Díaz, de 48 años, receptor de un riñón y el páncreas de su hijo.

Fue un encuentro de amor, de desprendimiento, de más sonrisas que lágrimas y, sobre todo, de mucha paz.

“Yo tengo una paz tan increíble y una felicidad también de verlo, porque no es tan solo que digan: ‘Vamos a coger los órganos de tu hijo y los vamos a donar’... Para mí, es una felicidad ver que está funcionando, porque mi hijo era supersaludable, no comía nada frito; siempre peleaba conmigo porque yo tomaba refrescos y él no; a él le encantaba el mantecado, pero él quería vivir 100 años y quería vivir 100 años saludable”, manifestó la madre con una fortaleza admirable.

Edwin Díaz y Zorimar Betancourt se conocieron ayer en el programa Entre nosotras, de Wapa. Fue él quien dio el primer paso al enviar un correo electrónico el miércoles a la administración del canal. En su mensaje dejó saber su deseo de encontrarse con la familia que le regaló la vida.

“Yo le pedí al Señor por que Stefano viviera, porque yo no pienso en vivir a cuentas de que otro muera, a mí me hubiese regocijado que él se levantara de ahí, pero los planes del Señor son misteriosos, Él sabe lo que hace, y en 24 horas estaban en mí (los órganos)”, expresó Díaz, quien es casado, padre de dos hijas y abuelo del bebé Edwin David.

Hacía dos años que Díaz aguardaba por un donante. La llamada finalmente llegó desde el Centro de Trasplante del Auxilio Mutuo y, de inmediato, un “miedo horrible” se apoderó de él.

“Cuando estaba entrando al quirófano, sentí un calor, como un fuego, y después una tranquilidad y una paz; y dijo el doctor que tan pronto me colocaron el riñón, comenzó a funcionar; me conectaron el páncreas y comenzó a funcionar. Me dijeron: ‘Esos órganos eran tuyos, eran para ti’. Y a las 24 horas estaban funcionando como si fueran míos”, narró Díaz, quien nombrará Stefano al próximo miembro que llegue a su familia.

Betancourt quiere conocer a todas las personas que recibieron órganos de su hijo, asesinado a sus 17 años en un intento de carjacking. Lo necesita para sanar, para calmar la falta que le hace a ella y a su hija, Ana Isabel.

“Sé de Camilo, que tiene el corazón de mi hijo, él está en Miami, y es diferente porque está teniendo un poco más de problemas (para aceptar el órgano), pero yo estoy loca por conocerlo y le prometí a mi hija que vamos a ir a Miami a tocar el corazón de mi hijo”, afirmó la progenitora, a quien por momentos le invadió la emoción.

Le pasó cuando cargó en su falda al nieto de Díaz.

“Lo que quisiera que sepan las personas que tienen los órganos de Stefano es que van a estar bien siempre, esos órganos le van a durar mucho tiempo y le va a cambiar su vida, porque Stefano era un niño tan increíblemente especial, que sé que las vibraciones esas tienen que estar pasándole por la sangre”, apuntó Betancourt mientras pedía oración para el hombre que carga el corazón de su hijo.

“Y pueda vivir los 100 años que Stefano dijo que va a vivir”.