Cientos de personas se manifestaron hoy de nuevo en San Juan para tratar de impedir la fumigación aérea con naled que el Gobierno de Puerto Rico estudia llevar a cabo para tratar de combatir la rápida propagación del virus que transmite el zika.

La manifestación del "Frente Unido en Contra de la Fumigación Aérea" tuvo lugar cerca la Fortaleza, sede del Ejecutivo y residencia del gobernador, para reclamar a Alejandro García Padilla que desista de sus planes de fumigar con ese el químico organofosforado algunas de las áreas más pobladas de la isla.

"Aunque se hayan realizado vistas públicas y se sigue sintiendo la oposición rotunda que ha habido por parte de la ciudadanía, el gobernador sigue sin manifestarse oficialmente, por lo que exigimos que dé la cara, responda al sentir mayoritario y desista de las intenciones de fumigar al pueblo con tóxicos nocivos", dijo Vilma Calderón, portavoz de las organizaciones convocantes.

Estas organizaciones consideran que hay otras estrategias de control del mosquito que también propaga el dengue y el chikunguña y que la fumigación aérea es de las menos efectivas ya que esta especie tiende a ser "predominantemente casera" y su ciclo de reproducción es muy corto, por lo que se repone rápidamente tras cada fumigación.

"En las reuniones con el Departamento de Salud se mostró una insistencia sin fundamento a las fumigaciones con naled, cuando la percepción general es que no se han intentado otras alternativas no tóxicas", comentó igualmente Ian Pagán, otro de los portavoces.

El presidente del Colegio de Médicos y Cirujanos de Puerto Rico, Domingo Cáceres, dijo que este organismo "pone sus recursos para trabajar con estrategias no tóxicas".

También se oponen a la fumigación con naled colectivos como el Colegio de Apicultores del Este, la Escuela Graduada de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas, la Organización Boricua de Agricultura Ecológica de Puerto Rico, los Municipios de San Juan, Caguas y San Lorenzo, el Colegio de Agrónomos y el Proyecto Agroecológico el Josco Bravo.

Igualmente, la Asociación Apícola de Borikén, la Iniciativa Comunitaria, el Colegio de Ingenieros, el Colectivo Nada Santo Sobre Monsanto y la Asociación Nacional de Derecho Ambiental, así como cientos de particulares que también están expresando su oposición estos días a través de las redes sociales.

Por su parte, el director de la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias y Administración de Desastres de Puerto Rico (AEMEAD), Ángel Crespo, dijo hoy en Radio Isla que ya se han estado llevando a cabo fumigaciones terrestres con deltrametrina, que "quizás es hasta más dañina" porque "es en concentraciones mayores, y tiene menor efectividad".

En su opinión, en Puerto Rico aún no se ha entendido la emergencia que supone el zika, mientras que para la epidemióloga del Estado, Brenda Rivera, si se siguen las recomendaciones de las agencias federales y estatales no hay evidencia que contraindiquen el naled.

Añadió que, si se hace correctamente, "ni el coquí (rana endémica de la isla) ni las abejas (el principal polinizador agrícola) resultarán afectadas".

Igualmente, la secretaria de Agricultura, Myrna Comas, dijo el martes que si finalmente se lleva a cabo la fumigación, algo que debe decidir el gobernador, se anunciará con al menos 24 horas de antelación.

En caso de que se autorice, prometió que el Departamento de Agricultura vigilará para que "se realicen las aspersiones de acuerdo como lo específica las etiquetas de los plaguicidas y el plan de aspersión presentado por la compañía exterminadora".

La semana pasada, el director de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU., Thomas Frieden, recomendó la fumigación aérea con naled en Puerto Rico, donde el número de embarazadas afectadas se ha disparado un 18 % en una semana, con lo que ya son al menos 355 las mujeres con el virus.

La presencia del virus en mujeres embarazadas se ha relacionado con el nacimiento de niños con microcefalia y otras enfermedades congénitas graves, pese a que el virus en la mayor parte de la población no tiene consecuencias graves.

Hasta el momento, el gobernador se ha limitado a expresar su "temor" de que "el problema empiece a calar en la conciencia de los puertorriqueños cuando empiecen a nacer en un número mayor niños con microcefalia".

"Y yo no quisiera que se me reclame entonces acción cuando ya vean que el problema es tan serio como hemos venido diciendo", advirtió el mandatario, que hoy tenía prevista una reunión sobre este asunto con responsables de la Agencia federal de Protección Ambiental (EPA).