Se estima que en Puerto Rico hay cerca de medio millón de usuarios de marihuana, generando un consumo anual valorado en $409 millones en el mercado ilegal, que de imponérsele un arbitrio de 15 por ciento representaría un ingreso al fisco de $61 millones.

Mientras se acerca la fecha de las vistas públicas en torno al Proyecto del Senado 517, de la autoría de Miguel Pereira y que propone la descriminalización de la posesión y uso de pequeñas cantidades de marihuana, el asunto no es solo uno de naturaleza judicial, sino económico.

De acuerdo con el economista Lerroy López, el gasto anual de marihuana por individuo en Puerto Rico es de $883 al año. Lo compara con un fumador de cigarrillos que consume una cajetilla al día, para un costo anual de $2,190, contrastando que “la gente consume menos marihuana que (lo que consumen) los fumadores de cigarrillos”.

El economista llega a este estimado mediante la utilización de los datos de un estudio del Colorado Futures Center, de la Universidad de Colorado.

“La población de Puerto Rico es de 3.7 millones de personas. Como no tenemos datos de la proporción de sus usuarios, usamos el estudio del Colorado Futures Center, que estimaron una proporción de 12.5 por ciento de usuarios de su población”, dijo López.

“Eso tiende a coincidir con un estudio de 2001, del National Survey in Drug Use and Help, hecho por Departamento de Salud y Recursos Humanos de Estados Unidos, donde el 11.5 por ciento de la población informa haber usado cannabis en ese año”, dijo.

López estima que de acuerdo con los datos que ofreció el salubrista y fundador de Iniciativa Comunitaria, José Vargas Vidot, de que una onza en la calle cuesta de $90 a $500, un punto medio –$250 por onza–, equivaldría a $4,000 la libra.

“Por lo tanto, en Puerto Rico, se estima un consumo anual valorado en $409 millones”, apuntó.

El portavoz de la Agencia federal Antidrogas (DEA), José Betancourt, indicó que la inmensa mayoría de la marihuana que se distribuye en la Isla llega desde Estados Unidos, específicamente desde California y Texas.

“Esa marihuana se produce en México y llega, en su inmensa mayoría, a través del servicio postal”, aseveró.

En el 2010, la DEA incautó 211.6 kilogramos de marihuana; en el 2011, incautó 136.4 kilogramos; en el 2012, unos 382.4 kilogramos; y en lo que va de año, 1,443.21.

El teniente de la Policía Habib Massari Díaz, subdirector del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC), indicó a Primera Hora que, según las estadísticas, en el 2012 incautaron 23,815 bolsitas de marihuana, 244.16 libras y 595 matas de esta droga.

Muchos la consumen

Vargas Vidot, por su parte, indicó que la marihuana es la sustancia que más se usa en Puerto Rico y en el mundo, y sus usuarios los más diversos.

“Los consumidores de marihuana en Puerto Rico pertenecen a diversos grupos sociales, profesionales y estudiantes. Es una diversidad de usuario que no es la del típico tecato. Es una droga más democrática y, por ser consumida por una diversidad tan grande, resulta ser la sustancia que más dinero genera”, acotó.

“El problema lo enfrentan quienes tienen que sembrarla, procesarla, mantenerla y transportarla, porque representa una logística diferente, por el volumen. Eso lleva a que la clandestinidad le añada un valor exagerado al material”, expuso.

Los puntos de marihuana, según el salubrista, son mucho más sofisticados y privados, para poder mantener la clientela. Explicó que el uso de la yerba tiene que ver más con “premiarse, con relacionarse socialmente, sentirse bien y menos ligado con algún problema de salud mental”.

“Por eso los puntos de marihuana son tan propensos a la violencia, porque es un negocio de grandes proporciones. Nadie quiere perder un punto, contrario al de cocaína y heroína, que puede durar tres meses y cambiarlo de lugar y de dueño”, indicó.

“Yo no estoy de acuerdo con el uso de ninguna droga. Ojalá nuestra sociedad considerada lo valioso que es cultivar el espíritu, tener una higiene emocional apropiada y que tuviéramos como mayor virtud nuestra calidad de vida. Pero ante la realidad de que vivimos en un pueblo estresado, en donde no hay consideración prioritaria para la salud mental, no podemos tapar el cielo con la mano y seguir permitiendo que sean los dueños del narcotráfico los que dirijan nuestra vida”, sentenció.