Juncos. Tachira Sánchez Carrasquillo estaba bien contenta el viernes, 12 de octubre. Esa noche sacó un rato de su ajetreada carga académica en la Universidad de Puerto Rico en Humacao para divertirse con su hermana menor, Tarischa, en el Glow Paint Party de la escuela José Collazo del Valle del barrio Valenciano.

En la fiesta se encontró con un amigo y todo parecía que marchaba bien hasta que “alguien” le tiró pintura en los ojos con una pistolita plástica. Desde ese momento, Tachira no ve por el ojo izquierdo.

La vida de la jovencita de 17 años tomó un rumbo inesperado. La pintura, que aparentemente contenía algún tipo de acelerante y que les ocasionó daños a otros 35 estudiantes, le produjo quemaduras químicas en la córnea. Perdió la visión en el ojo y, el pasado miércoles, en el Centro Médico de Río Piedras, le injertaron una membrana de células madre con la esperanza de que el tejido se regenere. De lo contrario, tendrá que someterse a un trasplante de córnea.

“Eran un poco más de las 10:00 de la noche. En ese momento yo estaba con un amigo hablando. Me viré y alguien, que no sé quién fue, con una pistolita me roció en el ojo. Sentí ardor, eran como piedritas en el ojo y, al instante, dejé de ver”, relató Tachira a Primera Hora en su humilde residencia en Juncos, en compañía de sus padres, Bradier Sánchez y Sandra Carrasquillo, y de sus hermanas Tarischa, de 15 años, y Tahary, de 19.

La estudiante de primer año de administración de empresas recordó que, cuando les lanzaban la pintura a los jóvenes, el promotor del evento, Juan Ramos, conocido como “DJ Papo”, lo anunciaba desde un micrófono.

“Aunque estaba oscuro, esa no era la pintura que esperábamos, se supone que brillara, que era glow, y no fue así”, describió Tachira.

“Enseguida me llevaron al baño para lavarme el ojo, pero me seguía sintiendo mal. No podía mantener el ojo abierto. Estaba desesperada. Tenía miedo, estaba asustada porque no podía ver y ,cuando oía a las personas, me asustaba más”, narró recordando el triste incidente.

Una de las maestras encargadas trató de enjuagarle el ojo, pero al ver que no mejoraba llamó a su papá. Dijo que sus padres la llevaron al Hospital Ryder de Humacao y allí le dieron los primeros auxilios para luego trasladarla al Centro Médico, donde tuvo que ser operada. Le diagnosticaron quemaduras dentro y fuera del ojo izquierdo.

Contó que, en medio de la desperación que sentían muchos de los jóvenes por el ardor de la pintura en el cuerpo, se tiraban en la piscina de la casa en la que celebró el party, que fue auspiciado para recaudar fondos.


A su hermana Tarischa también le cayó pintura en los ojos, pero la adolescente dijo que fueron unas gotitas y se enjuagó rápido. “Tiraban un chorro, como si fuera una manguera. A mí me cayó en tos laos. Me cayeron gotitas en los ojos, pero me viré de espaldas y me fui corriendo para el baño”, contó Tarischa. Dijo que a su amiga Yamilete también le cayó en los ojos. “La llevé al baño a sacársela y, cuando me viré de espaldas, traen a mi hermana”, narró la adolescente.

Tachira tuvo que volver a someterse a una cirugía menor este lunes porque se le zafaron algunos de los puntos que tiene en el ojo. No puede leer. Está en un riguroso tratamiento con antibióticos y lubricantes.

¿Qué piensas de lo que ocurrió en el party?

Creo que es injusto y pienso que bien irresponsable de parte del promotor no solo por mí, sino porque allí había muchas personas afectadas.

¿Qué consejo les darías a otros jóvenes que van a este tipo de evento?

Que tengan cuidado porque donde menos uno espera que le pueda pasar algo le ocurre lo que me pasó a mí. No quisiera que le pasara esto a nadie... Estoy muy afectada, deprimida y triste... Mis estudios... Tengo aspiraciones y metas...

Tachira no ha podido ir a la universidad. Sus padres llevaron un certificado médico a la institución docente. Es una joven muy inteligente que el año pasado se graduó de escuela superior con altos honores. Ahora la prioridad de su familia es su recuperación.

Su padre ha tenido que costear los gastos del tratamiento médico que recibe Tachira. “Tuve un cambio de trabajo y me había quedado sin plan médico. Estamos a pulmón, con un gasto inesperado, con ayuda de familiares” dijo el hombre.

“Estamos devastados y llenos de coraje y rabia por lo que pasó, pero ahora estamos enfocados en la recuperación de Tachira. Hay una investigación en curso y estamos confiados en que se haga justicia”, sostuvo Sánchez.

Dijo que, como parte de las piezas de evidencia, entregó a los investigadores la ropa que tenía puesta Tachira y la blusa que vestía Tarischa.

Además de la investigación del incidente que llevan a cabo la Policía y la Fiscalía de Caguas, Sánchez no descarta que posteriormente la familia entable una demanda civil por daños.

Indicó que los oftalmólogos le dijeron que su hija había sufrido un daño grande en el ojo.

“Los médicos nos dicen que ahora es cuestión de esperar para ver cómo va trabajando esa membrana que le implantaron en su ojo izquierdo. Ellos nos dicen que este es un proceso lento, que hay que ver cómo se van regenerando las células que fueron quemadas por los químicos. Hasta ahora no ha habido rechazo al tratamiento”, explicó Sánchez.

“Ahora tenemos que buscar ayuda psicológica porque ella está bien deprimida”, agregó el atribulado padre.

Ayer, Tachira le llevó un regalito a una de las jóvenes a la que le tuvieron que injertar piel de cerdo en el Hospital HIMA de Caguas. “Yo no la conozco, pero quería llevarle algo. No la pude ver. Se lo dejé con su mamá”, sostuvo la universitaria.