Para Yanira Camacho Alemán el proceso de integrar a su hijo, Edgar Otero Camacho, al Programa de Educación Especial no fue nada fácil. 

El niño, quien tiene 9 años, comenzó a recibir las ayudas del Departamento de Educación (DE) hace unos tres años, aunque el proceso para lograr la asistencia fue todo un viacrucis para su madre.

“Mi nene fue diagnosticado con la condición de sordera progresiva desde que estaba en primer grado, pero para lograr que lo aceptaran en Educación Especial estuve un año y medio llevando muchas evidencias y fue bien cuesta arriba porque estuve envuelta en ese proceso burocrático. Una vez dentro del programa, le hacen unas pruebas y le salieron otras condiciones de hiperactividad y retraso mental de 1 a 2 años, por lo que necesitaba de terapias ocupacionales y terapias del habla porque eventualmente no me va a escuchar”, explicó la madre de 40 años de edad. 

Desde que comenzó sus terapias y servicios, el progreso de Edgar fue evidente. Hasta que este año, le fue dada a su madre una noticia que le cambió por completo la vida.

“Luego de tanto sacrificio, me informaron en la escuela (elemental Efraín Sánchez Hildalgo, Toa Baja) que por recortes económicos en el programa, Edgar iba a perder dos de sus terapias: la ocupacional y la psicológica. Ellos me dijeron que a partir de agosto le iban a dar más asistencia a niños con autismo o con otras condiciones más importantes. Tampoco me podían dar un tiempo determinado para que se diera una evaluación y me dijeron que ese periodo de espera podía extenderse hasta un año. Durante ese tiempo, el nene iba a estar desprovisto del servicio y me hicieron ver que si yo quería seguir con las terapias, debía llevarlo a centros privados que ellos me podían referir, en lo que ellos lo evaluaban nuevamente”, relató Camacho Alemán sobre el recorte de $78.2 millones al que se enfrentaría el programa de Educación Especial este año fiscal. 

Es entonces cuando la madre se ve en la encrucijada de decidir abruptamente el futuro de su hijo que, por obvias razones, se convertiría también en su nueva realidad. 

Y es que la decisión de una agencia de Gobierno, por la falta de fondos, podía llevarla a pausar el progreso de su hijo, cosa que no estaba dispuesta a permitir. 

Es así como Yanira tomó acción y buscó las ayudas donde fuese posible encontrarlas. 

Lamentablemente, esta búsqueda le obligó a tomar la decisión de abandonar su patria para optar por una mejor calidad de vida y una educación digna para Edgar.

“Tomé la decisión de irme de Puerto Rico porque no voy a permitir por nada del mundo que mi hijo eche hacia atrás todo lo que ha adelantado. Lo hice por su bienestar a nivel educativo y por las ayudas que le puedan brindar para sus condiciones en los Estados Unidos”, declaró la mujer natural de Toa Baja.

Ahora, el destino de esta madre soltera y su hijo les llevará hasta Dundee en el estado de Florida, donde espera que su hijo comience sus clases y las terapias que tanto necesita. 

“Toda mi vida cambió porque yo no tenía vislumbrado salir de Puerto Rico, pero ahora tengo que dejarlo todo. Tuve que sacarlo de su rutina porque siempre éramos él y yo y ahora está con mi mamá en Florida. También tuve que hacer una pausa en mi vida profesional y tomar una licencia para trasladarme con él”, indicó Camacho Alemán.

Una de las cosas que más le preocupa a Yanira es que su hijo pueda adaptarse al cambio de país, de idioma y de núcleo social, cosas que el mismo niño ya le ha cuestionado. 

“Yo me senté y le expliqué que mamá y él se iban a tener que mudar para que él pudiera seguir aprendiendo otras cosas y recibiendo ayuda. Desde el primer momento él aceptó la decisión, pero quiero ver qué ocurre en la transición porque él tiene miedo de no tener amigos porque dice que no lo van a entender. Le expliqué que va a estar en un programa de grupos pequeños que está hecho para niños latinos que están haciendo esa transición y allí irá aprendiendo inglés”, comentó la madre. 

Aunque ya la decisión está tomada para esta familia, Yanira espera que su caso sirva de testimonio para quienes tienen en sus manos el poder de definir un presupuesto que, mas allá de ser meros números, son el auxilio de vidas que necesitan asistencia gubernamental y que tienen el derecho a educarse, crecer y formarse en el País que les vio nacer.

“Para mí lo principal es mi hijo y me tengo que ir a otro país para tener una mejor calidad de vida y darle una mejor educación. Pero siento que los políticos han descuidado mucho la educación y la salud. Duele pensar que desvían los fondos para otras cosas que no son importantes, que todos los días se descubren fraudes y no tienen como prioridad la educación y la salud que tan importante son para el País. Espero que otros no tengan que pasar por lo que Edgar y yo estamos pasando”, culminó. 

“El desorden a uno le indigna”

Por su parte, la portavoz del Comité Timón de Padres de Niños con Impedimentos relacionado con el pleito de clase Rosa Lydia Vélez, Carmen Warren, explicó que son muchos los padres que salen del País con la esperanza de lograr ayudas para sus hijos, pero los retos que encuentran en el camino, muchas veces les privan de conseguir la asistencia anhelada. 

“Los principales problemas para los padres que toman esta decisión es que se encuentran con la falta de servicios adecuados y falta de ubicaciones adecuadas para las necesidades de sus hijos. Muchos padres están en desventaja porque no dominan el idioma y, al trasladarse, descubren que no hay tantas facilidades para ellos poderse defender. Entonces, tienen que comenzar a descubrir dónde se consiguen los servicios y de qué manera operan las diferentes regiones”, dijo Warren. 

No obstante, la portavoz entiende que Educación no toma como una verdadera prioridad el programa de Educación Especial, razones que llevan no solo a los padres, sino también a los profesionales que brindan servicios a esta población a buscar alternativas fuera del País.

“El desorden a uno le indigna, le preocupa y le hace repensar si esa gente consideran que Educación Especial es un servicio esencial. La falta de pago a los proveedores ha hecho que muchos terapistas ocupacionales, terapistas y patólogos del habla se hayan ido del País también. Muchas veces es que no les pagan o que no les pagan bien porque el departamento ha pretendido seguir ajustándole los costos de los servicios que ofrecen. Hay proveedores que tienen que llegar hasta el hogar de los estudiantes para atender casos complicados. Hay que ver los sacrificios que hacen los profesionales, las familias y los mismos estudiantes por recibir los servicios que hoy día están en juego”, sentenció la portavoz. 

En el año escolar que recién finalizó, había 135,112 estudiantes matriculados en Educación Especial. La agencia estima que ese número podría aumentar a 141,867 para el próximo año académico, según los documentos divulgados por la Oficina de Gerencia y Presupuesto.

Primera Hora requirió una reacción del DE, además de datos precisos sobre la cantidad de alumnos que han solicitado traslado a escuelas de los Estados Unidos, pero al cierre de esta edición no fueron suministrados.