Orocovis. No importa cuán ardua sea la tarea de moler y guayar viandas a riesgo de llevarse enredados los nudillos, las horas que implique sazonar y rellenar la masa, para luego envolverla y amarrarla hasta crear los tradicionales pasteles, esta práctica está arraigada en generaciones de familias que defienden su trabajo.

Así lo  atestiguaron  miles de personas que este fin de semana acudieron al Festival del Pastel en Orocovis, donde  había una gran variedad de este producto, en su mayoría confeccionado por clanes familiares.

“Yo llevo toda la vida cocinando y haciendo pasteles... yo cosecho todo lo que usamos, lógicamente, menos la carne. Es mucho trabajo, pero cuando se hace con amor sale bien. Y también me ayudan mis tres hijas y mis nietos, que son de Bayamón. Yo les paso a ellos la tradición, así que mientras yo viva, esto no muere”, dijo Ana Elba Berríos Fuentes, de 73 años.

Leticia Figueroa, de 57 años, quien para el festival se especializó en los pasteles de yuca, piensa lo mismo: “Mientras yo viva yo no voy a dejar que esta tradición familiar muera”, afirmó mientras recibía ayuda de sus familiares en el kiosco.

Miles de personas acudieron al Festival del Pastel en Orocovis, donde había una gran variedad de este producto, en su mayoría confeccionado por clanes familiares.

Pero los visitantes no solo aprovecharon para probar en el lugar el popular  manjar navideño: algunos    compraron pasteles  congelados de masa, yuca, apio o pana para acompañar el arrocito, la morcilla o la longaniza en casa. Otros, con  paladar más exigente, aprovecharon para degustar ¡postres con sabor a pasteles!

Así mismo: había flan y “limber-helado” de pasteles.

“El año pasado yo le dije a mi mamá que si íbamos a estar en este festival teníamos que tener algo relacionado y como ella tiene la habilidad de que cualquier cosa que le caiga en las manos lo convierte en un flan, le salió el de pasteles y se vendió muy bien. Para este año queríamos hacer algo nuevo y así salió el limber-helado, que es más cremoso que un limber”, explicó Rubén Jiménez Núñez, capellán del Hospital Menonita, quien trabajó sobre la receta de flan de su mamá María Núñez López durante una semana, sin descanso, hasta que la perfeccionó.

Para los que no pueden comer carne

La otra sensación en el festival fueron los pasteles vegetarianos. Kary Rodríguez Berríos contó que superó su obesidad eliminando las carnes de su dieta, pero para que en esta época no se quedara sin comer el  tradicional manjar, su mamá Margarita Berríos inventó un pastel de pana relleno de vegetales. A media tarde del domingo ya no le quedaban.

“Parte de lo que buscamos es ofrecer una mejor alimentación, estamos educando de que es importante comer bien y que se puede comer criollo y saludable”, manifestó.