Hatillo. Con el sabor del pavo aún entre los dientes, miles de personas hicieron largas filas en el centro comercial Plaza del Norte con la esperanza de poder adquirir alguno de los artículos que estaban en oferta como parte de la tradicional venta del madrugador.

Teresa Romero Toro, vecina de Utuado, era la primera en la kilométrica fila que se formó frente a la tienda Walmart, a la que llegó a eso de las 5:00 de la tarde de ayer, jueves, para comprar un televisor de 32 pulgadas, cuyo precio especial era de $98.

“Llegué tempranito para comprar el televisor porque está a buen precio”, dijo la mujer, que aseguró haber disfrutado durante su espera de siete horas.

“Me gusta el ambiente, han puesto música, hay seguridad y todo ha estado bajo control”, manifestó.

Así como Romero Toro, otros clientes esperaban con ansias la apertura de la tienda para comprar otros artículos, como las computadoras portátiles y tablets que también estaban en oferta.

Israel Vélez, de Arecibo, fue el primero en salir de la tienda por departamentos cargando uno de los codiciados televisores.

“Tremenda experiencia, estuvo lleno pero valió la pena”, manifestó.

Por su parte, la gerente de Walmart, Wanda Zapata Morales, señaló que la tienda se organizó de manera tal que los artículos que fueron destacados en los anuncios que circularon durante la semana, fueron ubicados cerca de la entrada, para mayor conveniencia de los clientes.

“Nos preparamos para recibir esta gran cantidad de clientes. Yo siempre pienso como cliente y por eso le pusimos todo accesible, por eso tenemos todo aquí categorizado”, dijo Zapata Morales.

Explicó, además, que para mantener control del flujo de clientes y la mercancía disponible se entregaron boletos para los artículos más pedidos que, como en otros años, fueron los televisores de alta definición, computadoras portátiles y sistemas de juegos de vídeo.

Pero no todas las personas que madrugaron disfrutaron de la experiencia y, en cambio, tuvieron que regresar a sus casas con malhumor y, en algunos casos, con las manos vacías.

“Mis hijos por poquito mueren. Me tuve que meter contra todo el mundo allí adentro”, dijo indignado Juan Borrero Borrero, al describir que aunque fue uno de los primeros en haber llegado, personas que habían llegado después se abalanzaron encima de él y sus hijos para lograr entrar a la tienda primero.

“Yo llegué a las 5:00 de la tarde (del jueves) y no pude comprar lo que quería”, lamentó el padre de dos niños, de 13 y 11 años.

Para Luis Rivera Colón, la experiencia fue tan desagradable que le quitó las ganas de regresar el próximo año.

“No me gustó para nada. Andaba con mi esposa y yo pensé que todo el mundo se iba a comportar  pero se formó un caos, la gente colándose, empujando… yo no pensé que set fuera a ser así. No vuelvo”, dijo el hombre que llegó a las 9:00 de la noche para comprar un televisor de 50.

Entretanto, en la fila de Toy R Us, Héctor Crespo Rodríguez jugaba dominó junto a sus hijos, José y Naomi Rodríguez Serrano, mientras esperaban a que la tienda abriera para comprar cajas de pañales.

La familia llegó como a eso de las 8:30 de la noche pero no fue hasta dos horas antes de que abriera la tienda que decidieron montar su mesita para jugar par de rondas de dominó.

“La estamos pasando bien aquí, tirando par de jueguitos”, comentó José.