“Existe una correlación entre los municipios donde hay menos actividad económica con los de mayor pobreza. Y esa pobreza no es solo en ingresos, sino en las condiciones de las viviendas”, indicó el doctor en economía José Caraballo Cueto.

La eliminación en la década del 90 de las exenciones que proveía la Sección 936 del Código de Rentas Internas federal, que causó la partida de corporaciones estadounidenses, hizo un hueco que nadie llenó, y ahí comenzó la debacle para muchos de estos pueblos, recordó el profesor del recinto de Cayey de la Universidad de Puerto Rico (UPR).

“Ahí fue donde más duro se sintió la desindustrialización del país. Que yo recuerde, fue por la Sección 936 únicamente que empresas se establecieron en Las Piedras, Sabana Grande, Maricao y Patillas, por ejemplo, porque era una condición ir a pueblos fuera del área metro para darle las exenciones. Y en ese sentido, era una buena política económica. Pero una vez se van las fábricas, esos municipios sintieron un golpe muy fuerte”, explicó.

Relacionadas

Otras políticas erradas, a juicio del investigador, es que a nivel municipal se le han otorgado exenciones a grandes corporaciones que llegaron con promesas de crear múltiples empleos, pero que terminaron desplazando a pequeños y medianos comerciantes sin cumplir con el esperado impulso económico.

La actividad económica se centra, por tanto, en el área metro de San Juan, que incluye Bayamón, Carolina y Guaynabo. Otras zonas prósperas son Cidra y Barceloneta porque tienen manufactura, Aguadilla por la incipiente industria aeroespacial; y Arecibo, Mayagüez y Ponce, que se mantienen a flote aunque muy por debajo de su potencial.

Como consecuencia de esa desigualdad, los jóvenes y adultos en edad productiva se han visto obligados a trasladarse a ciudades con mayor actividad económica para poder trabajar. En su estudio How (not) to Estimate GDP at the Sub-State Level: the Usefulness of the Economic Census, Caraballo Cueto plantea que de ahí se derivan problemas como el tapón vial diario hacia el área metro, con los efectos que ello tiene en la calidad de vida de las personas.

El tránsito pesado y demás problemas de planificación, dice el profesor en el referido estudio, “podría estar disminuyendo la productividad laboral (por perder demasiado tiempo al volante), reduciendo el tiempo de ocio, aumentando la inequidad económica entre municipios y causando más contaminación en el área metropolitana (por la cantidad de autos)”.

Esta situación también ha provocado migración, ya sea a otros municipios o fuera del país, lo que ha dejado pueblos fantasmas con una mermada población compuesta mayormente por adultos mayores.

Mayagüez, Fajardo, Guánica, Peñuelas, Ponce, Yauco, Ceiba, San Juan y Las Marías perdieron el 10% se su población en la primera mitad de esta década, según el Instituto de Estadísticas.

Caraballo Cueto indicó que, para el 2014, la mediana de edad en Puerto Rico era 39.3 años. La isla ocupa el quinto puesto en el hemisferio americano en cuanto a mediana de edad. Además, el 17.4% de la población tiene más de 65 años.

Los más pobres

Adjuntas, Guánica, Orocovis, Patillas y Lares comparten el infortunio de estar entre los 12 municipios con mayor desempleo y pobreza, según estadísticas de la Encuesta de la Comunidad del Buró del Censo de Estados Unidos para el año 2015.

De acuerdo con ese informe, el 46.1% de los puertorriqueños vive bajo el nivel de pobreza. De los 12 pueblos con los mayores índices de gente que vive bajo el nivel de pobreza, ocho son del centro y cuatro del sur. Estos son: Maricao (64.2%), Adjuntas (61.7%), Barranquitas (61.2%), Guánica (61%), Peñuelas (60.2%), Comerío (60%), Ciales (59.5%), Orocovis (59.5%), Lajas (59.3%), Patillas (59.1%), Lares (58.3%) y Las Marías (58%).

En total, 40 municipios tienen más del 50% de su población bajo el nivel de pobreza.

En términos de desempleo, la misma encuesta establece que los 12 pueblos con las cifras más altas son: Adjuntas (36.5%), Lares (35.2%), Jayuya (31.7%), Orocovis (31.2%), Cataño (30.8%), San Sebastián (29.45), Utuado (28.8%), Luquillo (28.5%), Maunabo (27.9%), Patillas (27.5%), Guánica (27.2%) y Yauco (27.1).

En total, la isla tiene 37 municipios con niveles de desempleo superiores al 20%.

Las alternativas

Aunque en municipios de baja actividad económica han surgido restaurantes y rutas de chinchorreo que atraen a turistas locales y extranjeros, falta por hacer mucho más.

“Los que están subiendo son unos  pequeños nichos en el sector de entretenimiento, pero se necesitan estrategias vigorosas para superar la pobreza, crear empleos y aliviar el ataponamiento en el área metro”, expuso Caraballo Cueto.

Para empezar, “hay que volver a repensar el desarrollo económico a nivel de Puerto Rico”, afirmó el catedrático, teniendo en cuenta lo que a cada región geográfica más le conviene.

“En pueblos que están en el Valle de Lajas, debería incentivarse más la agricultura basada en productos de calidad, orgánicos, que es donde Puerto Rico puede ser competitivo. No podemos competir con los guineos de El Salvador, pero sí con los pollos orgánicos de Estados Unidos porque aquí los salarios son más bajos”, propuso.

También urge sacar agencias del gobierno de San Juan para que otros pueblos se aprovechen de la actividad económica que se desarrolla alrededor de ellas y crear empresas comunitarias.

En los pueblos con población predominantemente adulta mayor, dijo que “hay que buscar reinsertar a esta población, la que se pueda, al mundo laboral, sobre todo por los recortes que van a experimentar próximamente”.