Sabana Grande. Location, location, location.

Dicen los expertos que para tener éxito en los negocios es determinante elegir un buen lugar en el que haya visibilidad y donde se pueda tener acceso fácil a la clientela que se busca servir.

Y los empleados de la barbería Claudio Barber, cansados de estar en sus casas y con hambre de hacer algo que los ayudara a volver a la normalidad, decidieron montar su salón bajo el puente de la PR-120 en una de las entradas del pueblo de Sabana Grande.

Allí montaron una carpa, instalaron sus sillas y comenzaron a trabajar. Como sus máquinas son inalámbricas, con la ayuda de un invertidor de corriente pueden recargarlas 5 minutos y eso les da suficiente energía para tres horas.

Desde la calle los automovilistas les tocan la bocina, les tiran fotos con sus celulares y muchos se detienen a ofrecerles algo de tomar y hacer turno para un recorte.

“En un día normal podemos tener unos 25 o 30 como máximo… hoy llevamos como 60”, dijo con orgullo José Claudio de 28 años quien hace unos meses se unió a otros barberos para montar un negocio en la calle Dr. Francisco Tió.

Según Claudio jamás pensaron que le sacarían el jugo a la inversión de las máquinas inalámbricas. Hoy las ven como su salvación y como el germen que les ha despertado otras ideas que por ahora no quiso divulgar.

“Vamos a seguir aquí. Nos gusta que el cariño de la gente lo sentimos. Esto nos tiene bien motivaos… Una semana después del huracán estaba rocheao, pensando que los muchachos tienen que trabajar, hay deudas y pues ¿que más (íbamos a hacer) que buscar el cash si esto lo que sabemos hacer”, agregó.

De esta forma se evitan gastos en planta eléctrica y su correspondiente diésel para mantenerla en funcionamiento. Tampoco cogen calor encerrados en la barbería, dijo Claudio. Un radio conectado a la batería de unos de los autos a un lado del puente los ayuda a mantener el buen humor y el buen ambiente. 

Edrick Torres de 34 años, dijo tener una mezcla de sentimientos porque el cansancio en horas de la tarde comenzaba a hacer mella. Sin embargo, reconoció que la experiencia ha sido muy buena.

“estamos aquí atendiendo a todo el mundo que pare sin coger break …yo no h saliudo de aquí todavía pero hay servicio para todo el mundo hasta que recojamos”, indicó sin dejar de mirar la cabeza de su cliente mientras pasaba sobre ella una máquina de rasurar.

“Nosotros somos barberos de experiencia, es lo que hemos hecho prácticamente la mitad de nuestras  vidas, y aquí estamos demostrándole a la juventud que se puede echar pa’lante, que hay que trabajar porque... si te quedas en la casa que para que te mantengan, ‘ná’”, afirmó.

A su lado su esposa, quien también es estilista, lo miraba orgullosa: “si alguien se hubiera inventado un blower o una plancha inalámbrica, te hago un cuento yo…tendríamos esto también lleno de mujeres”.