Los jóvenes de la escuela intermedia Antonio R. Barceló de Canóvanas no viven ajenos a la muerte. De hecho, uno de sus compañeros de clase murió en un atentado a mano armada el año pasado y, el anterior, otro pereció en circunstancias similares. Es la vida que les ha tocado dentro de un país marcado por la violencia, la incertidumbre y la confusión.

Pero ayer muchos de sus compañeros de noveno grado se encontraban en un cementerio de Guaynabo con camisas que presentaban la imagen de otro alumno, Alex Reca Ayala, quien falleció cuando se lanzó de una camioneta en la avenida Baldorioty de Castro en medio de una discusión con su madre, una agente de la Policía de Puerto Rico, y su padrastro.

El menor de 14 años de edad fue atropellado por varios vehículos que se dieron a la fuga, aunque uno de los conductores decidió dar la cara posteriormente ante las autoridades. El menor había tenido un problema con una amiga y, aparentemente, este fue el origen de la discusión, la cual ahora carece de importancia ante el dolor de una familia y una pérdida irreparable. Los jóvenes de la escuela, sin embargo, unieron sus fuerzas para coordinar el sepelio de su compañero a través de Facebook.

Además de las camisas que vestían los menores y que presentaban al joven muerto con un Jesucristo de fondo y la letra de una canción romántica, durante el sepelio se lanzaron globos y Alex Reca, el padre del menor muerto, liberó una paloma.

“Debo seguir adelante y no debo rochearme por nadie. Debo seguir adelante con mis estudios y hacer las cosas bien”, indicó Lizanyery Cabrera Suazo, de 14 años, con el consentimiento de su progenitora. Los familiares más cercanos del menor tenían pocas palabras para las decenas de personas que acudieron al entierro bajo un cielo nublado y lloviznas pasajeras. Pero aun así, agradecieron todas las muestras de apoyo y solidaridad antes que descendiera el féretro blanco del adolescente dentro de la fosa y un tractor comenzara a remover la tierra para tapar el hoyo en el camposanto.

“Gracias a todos por estar aquí. Yo sé que él desde el cielo nos está mirando a todos” , dijo María Ayala Cruz, madre del menor fallecido.