Un dato estadístico revelado recientemente por el economista José Caraballo Cueto reveló que la paga promedio de las mujeres superó a la de los hombres por primera vez en décadas.

El dato, por un lado, refleja que las féminas han dado pasos favorables hacia la igualdad económica, lo que se considera un logro histórico, pero, por el otro, provoca la interrogante de qué está pasando con la población masculina.

Caraballo Cueto indicó a Primera Hora que un análisis realizado por el Centro de Información Censal de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Recinto de Cayey, a la Encuesta sobre la Comunidad 2013, reveló que para el año pasado el promedio (mediana) de las pagas –  salario y lo que se devenga en un negocio propio– de las mujeres en Puerto Rico es de $22,973 anules,  $802 más que los $22,171 de los hombres. En otras palabras, en los últimos 23 años, dijo, la brecha se ha acortado y, ahora, las mujeres sobrepasan a los hombres en este renglón. “Cuando uno compara el promedio de las mujeres con el promedio de los hombres, por primera vez, ese promedio está por encima en las mujeres, lo que es un hito histórico”, dijo el también profesor de la UPR, Cayey, y director del centro. 

El dato, sin embargo, no significa que terminó la desigualdad económica entre géneros, aclaró. “Sigue habiendo discrimen laboral en contra de la mujer y lo vemos cuando hay niveles educativos, cuando comparamos por niveles educativos... la diferencia es abrumadora a favor de los hombres”, explicó. Por ejemplo, para el 2013, las mujeres con un posgrado (maestría en adelante) tenían una mediana de paga de $32,393 anuales mientras que los hombres de $49, 001. “ Eso es cuando lo vemos por nivel educativo, eso nos refleja mucho camino por recorrer en término de la desigualdad entre género”, indicó.            

Entonces, ¿por qué es bueno que la desigualdad promedio en la paga se haya reducido entre géneros?

El hecho de que la desigualdad económica entre género haya bajado es bueno, es bueno para cualquier sociedad plantearse una baja desigualdad como una meta. Ahora, el hecho de que crezca para cualquier lado, por ejemplo, que los negros ganen más que los blancos, no es una meta; la idea es acercarnos lo más posible a la igualdad. No es deseable que hayan unos hombres desconectados como pasa; que hay muchos desertores desconectados de la sociedad y otros hombres estudiando mucho. Una desigualdad no es algo para nadie alegrarse.      

¿A qué se debe este cambio?

El nivel educativo de las mujeres, en término de promedio, es superior al de los hombres; la proporción de mujeres con al menos un cuarto año es mayor que la proporción de hombres; y en promedio las mujeres estudian más que los hombres, y eso puede ser un factor que explique le por qué del cambio. Esa realidad, que estudian más, puede indicar que están obteniendo trabajos mejores remunerados, mientras, hay una proporción bastante significativa de hombres que son desertores, que entran al mercado laboral con pocas o ningunas destrezas ,y eso se refleja en el ingreso que tiene a largo plazo.

¿Qué respuesta deben dar  las entidades pertinentes a estos datos?

Hay que evaluar que está pasando con ciertos sectores que se están quedando al margen de lo que pasa con el país. Una gran parte de la población está estudiando más y alcanzado niveles educativos, mientras hay otra que ni termina el cuarto año, por ahí hablan de la Generación NiNi,  ni estudian ni trabajan. Hay  que rescatar estos hombres que no quieren estudiar, que carecen de metas a largo plazo, que todo lo miden, instantáneamente, que quieren ganar mucho  dinero ahora.

Al respecto, el doctor en sociología Manuel Torres Márquez mencionó a preguntas de Primera Hora que hay unas realidades relacionadas con lo que ocurre con el sector masculino de la población puertorriqueña: la deserción escolar y la presencia de estos en actividades relacionadas con el crimen y/o  las drogas. Por un lado, proporcionalmente hay más desertores varones que mujeres, y, por el otro lado, la presencia femenina en las actividades delictivas es menos que la masculina. “Todavía hay muchos jóvenes que están dando lo mejor de sí para formarse y ser competitivos, pero hay un grupo grande de jóvenes que terminan sus vidas en puntos de drogas y que salen de las escuelas con dificultad para leer y escribir... Hemos caído en un rezago, en una evasión y un descuido en cuanto  a cómo incentivamos y motivamos a los varones, y a muchas niñas (también)”, detalló.     

Además, el análisis estadístico publicado por Caraballo Cueto también puede ser explicado al considerar que  la mayor parte de la población es femenina, así como que  hay  más estudiantes mujeres que hombres. 

“Si tenemos más población femenina que masculina, y esa población es cada vez más educada y competitiva en una sociedad, en una sociedad donde la mayor parte de los hogares  están a la cabeza de una  mujer..., es de esperar que siga esa gráfica ascendente (a favor de las mujeres), de mejores salarios y de mejorar el peso de su liderato en la fuerza empresarial y salarial”, opinó el también catedrático de sociología en la Universidad Interamericana, Recinto Metropolitano.

“Las cosas no nos corresponden por ser varones o mujeres sino por el nivel de preparación y competitividad”, agregó.

Ante este panorama, el análisis –apuntó Caraballo Cueto–  pretende   darle visibilidad e insertar  en la palestra pública un tema que tiene que ser medular: el plantearnos si estamos creciendo desigualmente o nos acercamos a la igualdad.