Cidra.– “Yo no he dormido nada. Tengo una ansiedad horrible. Fue algo bien espantoso”.

Así se expresó Carmen Ortiz, de 63 años, al perder anoche parte del techo de zinc de su casa a causa de los fuertes vientos que dejó la tormenta Erika durante su paso cerca de la Isla.

Ortiz vive en una casa construida de madera y cemento enclavada en una elevada loma del sector Almirante, del barrio Rabanal, en el municipio de Cidra.

Desde horas de la noche de ayer, contó Ortiz, escuchaba cómo las fuertes ráfagas querían arrancar el techo de zinc que cubría un área de la cocina donde había una estufa de gas, varios gabinetes y el fregadero.

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“Yo escuchaba el ‘tacatá’, ‘tacatá’ del zinc. No podía dormir por los fuertes golpes en el techo. Era como si algo estuviera destruyéndose. Yo no tenía a quien recurrir porque vivo sola. Me pasé orando porque fue de horror”, expuso Ortiz.

Poco después de la medianoche, las ráfagas arrancaron el techo de zinc dejando bajo la lluvia el área de la cocina, cuyo piso de madera se empapó.

La plancha de zinc cayó en una parte lateral de la residencia, y hasta una lámpara que colgaba del techo se hizo pedazos.

Ortiz sostuvo que había techado esa plancha de zinc en tres ocasiones.

Durante la mañana de hoy, el alcalde de Cidra, Javier Carrasquillo, visitó su residencia mientras algunos vecinos le ayudaban a mover la nevera, el juego de comedor y una cama para que no se dañaran por las lluvias y el fuerte viento que aún soplaba en la zona.

El suceso entristeció a esta mujer, que teme que sus pertenencias se dañen al no tener parte del techo.

“Posiblemente me vaya de aquí, pero estoy esperando que se lleven par de cositas para que no se me dañen. Me siento triste, fatal. Toda mi vida he trabajado y estoy frustrada porque hace un año me retiré y no me dan ayudas para yo arreglar mi casa. El piso de madera y los socos que también está cediendo”, destacó Ortiz. 

“Yo merezco que me den ayuden para tirar el piso de cemento”, puntualizó.