El apretón de mano entre Jan Luis Maldonado Espino y un niño de prekinder parecía decirlo todo.

El hermoso gesto revelaba el mensaje que su madre, Yesenia Espino, quería transmitir durante la visita de su hijo a uno de los salones de la escuelita Abanico Kindergarten LLC en Naranjito.

Espino y la maestra Coralis Miranda confabularon para que el grupo de pequeñines conociera a Jan Luis, un niño de 10 años que tiene perlesía cerebral, con el propósito de sembrar en ellos la semilla de la igualdad entre seres humanos independientemente de que alguien tenga alguna discapacidad.

Era una gran enseñanza la que iban aprender ese día.

Con el encuentro, los pequeñines conocerían que hay niños con discapacidades como Jan Luis, que necesitan de ayuda para hacer algunas cosas, pero que eso no lo hacía distintos a ellos, dijo. “Quería que vieran que podemos ayudar a otras personas y compartir con ellas sin ver que tengan limitaciones… Todos somos iguales”, dijo Espino, de 29 años de edad, en entrevista con Primera Hora.

Ese 9 de febrero, los estudiantes de prekinder prepararon cartitas de amistad para Jan Luis. Inicialmente, los chiquillos permanecieron callados. “Y uno de ellos estaba perplejo. Bien impactado al verlo”, contó. Pero luego se fueron soltando en la medida que iban escuchando el contenido de las cartas. Una de estas, la de un niño, decía: “Te deseo lo mejor. Cuentas con mi amistad. Eres un niño muy valiente y te admiro. Espero que te guste el dibujo. Feliz día del amor y la amistad. Te quiero mucho”.

También dibujaron caritas en corazones para que todos, incluyendo a Jan Luis, compartieran una dinámica en común; bailaron, cantaron y se tomaron fotos.

“La experiencia fue súper buena. Ver la alegría de Jan y la alegría de los nenes. Estaban emocionados por conocerlo… Estaban tocándolo, hablándole. Estaban bien emocionados. Y esas cosas a uno le llenan y te hacen sentir tan bien. Fue una de las mejores experiencias que he tenido como madre y que creo que ha tenido Jan”, expuso.

Jan Luis nació cuando Espino tenía 19 años de edad. Ese día, recordó, “me sentaron en una silla” para decirle la condición que tenía y lo que se esperaba de su desarrollo. La jovencita de aquel entonces solo quería “llevarme a mi niño a mi casa”. Pero a pesar de ese nuevo escenario, se mantuvo con la mente positiva y decidida a echar hacia adelante. El niño estuvo en preescolar hasta los ocho años de edad; entonces, Espino decidió que tomara las clases en el hogar por motivos de salud.

“Sí ha habido momentos difíciles en que realmente te echas a llorar porque se te ponen las cosas bien difíciles, pero de esos momentos difíciles es que uno aprende. Ahí es que uno va creciendo siempre”, confesó.