Salinas.- Decenas de familias con sus hijos elogiaron hoy la Fiesta de Reyes que La Fortaleza celebró en las instalaciones del Campamento Santiago de la Guardia Nacional en este municipio sureño, a pesar de que tanto grandes como pequeños eran revisados con detectores de metales manuales al entrar a las instalaciones militares.

Los niños y niñas recibieron contentos los regalos que les dejaron Gaspar, Melchor y Baltasar: bolas de baloncesto, volibol y futbol, así como, yoyos, cuicas y juguetes educativos. También disfrutaron de música, un circo, representaciones de personajes infantiles y hasta una finca que recreó el Departamento de Agricultura en la que los niños podían ordeñar vacas e interactuar con animales.

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El gobernador Alejandro García Padilla y la primera dama, Wilma Pastrana arribaron en helicóptero al Campamento Santiago cerca del mediodía. Se fotografiaron con varios de los presentes que se aglomeraban para saludarlos y pasaron revista de algunos de los dibujos de los niños. Luego, al son de pleneros y zancos, hicieron un recorrido por algunas de las carpas de las agencias públicas.

Llegaron solos pero el primer ejecutivo indicó que sus tres hijos, Ana Patricia, Juan Pablo y Diego Alejandro, se unirían más tarde a la actividad que se celebró en las áreas verdes del campamento militar.

Aunque la mayoría de los asistentes eran de municipios del área sur como Salinas, Coamo, Santa Isabel, Peñuelas y Ponce, también había familias de otros puntos de la isla, como el matrimonio de Carmen Hernaiz y Francisco Rodríguez, de Gurabo, quienes acudieron con sus dos hijas, Débora, de 8 años y Caroline, de cinco años.

Los padres de Yazianie, Pedro González y Jazmín Colón, residentes de Naguabo, indicaron que todos los años acostumbran asistir a la fiesta de Reyes que ofrece la Mansión Ejecutiva. “Vamos a donde sea. El año pasado fuimos a Carolina. Este año las filas son rápidas y está chévere”, sostuvo González.

Otra familia del municipio de Guayanilla se mostró complacida con la organización del festejo. “La actividad ha sido un éxito. Es muy bonita”, dijo doña Lidia García, quien acudió con sus nietos, Janlee y Klee Michelle Padilla Torres y su hija Karen Torres.

“Llevo tres bolas de soccer, una de basket y dos bultos, uno para mi hermanita y otro para mí. Estoy feliz porque ahora vamos para los inflables a jugar”, dijo Janlee, de ocho años.

La madre de los niños, Karen, indicó que era la primera vez que asistían a la fiesta y que le parecía bien que la celebren en distintos puntos del país. “A San Juan mucha gente no puede ir”, sostuvo la joven madre.

Detectores de metal para los niños

El coordinador de la fiesta, el empresario radial Eduardo Rivero dijo a los periodistas que se contempló el impacto que podría tener el cacheo en los niños, pero sostuvo que era necesario por motivos de seguridad.

 “Esa decisión de donde se estableció el lugar no es una decisión mía, pero sí puedo decir que el lugar es bien apropiado por su amplitud, sus facilidades de estacionamiento, su acceso y evidentemente en términos de seguridad, que era la idea principal aquí en el área sur, este es un lugar que tiene todas las condiciones para garantizar una actividad familiar”, afirmó Rivero.

Añadió que los organizadores tomaron en consideración que las personas que irían a la actividad “disfrutaran el día completo y lo pasaran bien en un área bien segura”.

Oficiales de custodia del Departamento de Corrección revisaban con detectores manuales a los grandes y chicos en un punto de cotejo.

“Revisamos todo, carteras y bultos. Verificamos que no entren cigarrillos ni armas blancas para evitar cualquier problema”, precisó uno de los oficiales. Sin embargo, después de las preguntas de la prensa, cesó el cacheo a los niños.

Aunque en horas de la mañana se observó poca concurrencia, después del mediodía seguía llegando público. Según, Rivero a las 11:30 de la mañana, en el lugar había unas 10 mil personas en la actividad. 

El calor sofocante se dejó sentir, pero había quiscos con agua embotellada de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados y el Departamento de Agricultura repartió frutas frescas y árboles en tiestos pequeños. También, había tiendas con comida y golosinas, para la venta.

La actividad, que concluyó en horas de tarde, transcurrió sin incidentes. Temprano en la mañana, varios maestros, de la organización magisterial UNETE, realizaron una protesta pacífica frente a la entrada del campamento militar, en repudio al cierre de escuelas y la política de la presente administración sobre la educación pública.